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El peronismo entra en la etapa poskirchnerista

Por los casos de corrupción, el PJ tradicional quiere tomar distancia de Cristina Kirchner pero no puede soslayar el apoyo que ella conserva en algunos sectores sociales.

23 junio de 2016

Podrá sobrevivir el kirchnerismo como un espacio político con fuerza luego de todos los hechos de corrupción ocurridos durante su gobierno que se van conociendo? Los delitos no fueron cometidos por recién llegados o por personajes distantes sino por los que estaban en el corazón del poder y tuvieron una relación estrecha con Néstor y Cristina Kirchner. Pareciera que cuando más cercanía había, mayor era la sensación de impunidad y por lo tanto se incrementaba la tendencia a delinquir.

Hoy el kirchnerismo tiene poco peso institucional. Sólo un gobierno provincial ?el de Santa Cruz? estaría en sus manos, contaría con un núcleo duro de diputados nacionales que representarían el 15% de la cámara y unos pocos senadores. Pero la duda es si CFK perderá el apoyo de ese núcleo duro que representa aproximadamente un cuarto de la población. La respuesta a ese interrogante no estará tanto en cuantos actos de corrupción se sigan descubriendo, sino en la tensión social que generen las políticas de ajuste del Gobierno. Hoy tienen menos intensidad pero la caída de los ingresos en el primer semestre del año fue significativa. A su vez, hay que tener en cuenta que los sectores sociales que más apoyaron al kirchnerismo tienen una aproximación diferente a los hechos de corrupción que los sectores medios urbanos. Muchos kirchneristas habían advertido sobre los riesgos de un estallido social como consecuencia de las políticas del Gobierno, pero lo que hubo fue un estallido moral en su contra como señala el politólogo Luis Tonelli.

Durante los últimos años se había planteado un debate en torno a la naturaleza política del kirchnerismo. Para quienes lo apoyaban viniendo desde la izquierda sostenían que se trataba de un sujeto político nuevo y solamente la cara que había asumido el peronismo en esa etapa. La realidad está inclinando en favor de la segunda visión. Y es un dato clave porque el peronismo, a través de distintas expresiones, controla dos tercios de las gobernaciones y las intendencias del país, tiene una amplia mayoría en el Senado y reconocenese origen político más de la mitad de los diputados.

El problema no es sólo para el kirchnerismo sino también para el peronismo. Muchos de sus principales referentes ya tomaron distancia de Cristina y el FpV perderá peso frente a un PJ que buscará recuperar protagonismo. Por un lado, buscarán diferenciarse dejando en claro que en los hechos de corrupción más resonantes no están involucrados los cuadros históricos del peronismo sino, esencialmente, pingüinos. Pero no puede soslayar, que casi todos los peronistas con peso en los últimos años, acompañaron a Néstor y Cristina.

Por otra parte, aun cuando no surja una responsabilidad penal de Cristina en los hechos que se investigan, demostró mucha impericia en la selección y control de sus funcionarios. Y sus errores en el armado político no se quedaron atrás. El primero fue la designación de Amado Boudou cuyos problemas judiciales trabaron el proyecto de convertirlo en candidato en 2015, en la lista también figura el error de no haber impedido la candidatura de Aníbal Fernández que implicó perder la provincia de Buenos Aires y el desgaste durante años de la figura de Daniel Scioli para terminar ungiéndolo candidato. Todo indica que el liderazgo político de Cristina no volverá, pero seguirá siendo valorada por un sector importante de la sociedad. Es decir que la exPresidenta conserva un caudal político que el peronismo tradicional no puede desdeñar. Deberá tomar distancia de ella pero sin alejarse de sus bases históricas. Porque más allá de las inconsistencias que puedan advertir los economistas, los sectores populares valoran los años kirchneristas. Basta con mirar los resultados de las últimas elecciones en los distritos del GBA para comprobarlo. El relato, tal como se lo conoció, murió con los videos de La Rosadita y los bolsos en el convento. Pero los votos están. Y 2017 es un año electoral y la política es muy dinámica.

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