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El nuevo modelo rinde examen

Exportadores agrícolas y mineras son los beneficiarios del modelo. Pierden, una vez más, las economías regionales, la industria y los consumidores.

22 junio de 2016

Pasados ya seis meses desde el arribo a la Casa Rosada, el gobierno de Cambiemos puede mostrar sobre la mesa las credenciales de la orientación que pretende darle a la economía. Muchas buenas intenciones, algunas herramientas interesantes, pero resultados mixtos a la hora del balance. Algunos podrán decir que seis meses es poco para sentar las bases de un cambio sostenible en el tiempo en materia económica. Otros argumentarán que aún las mejores intenciones necesitan excelentes ejecutores para evitar los daños colaterales. Lo cierto es que la economía nacional y los sectores productivos aún están buscando el camino.

Como suele ocurrir en estos casos, las políticas macroeconómicas dejan ganadores y perdedores a la vera del camino. En ese sentido, las señales del Gobierno fueron muy fuertes al comienzo de la gestión, hacia los productores agropecuarios, con el fin de impulsar las exportaciones y generar divisas para el país. La liberación y unificación del tipo de cambio, la liberación del cepo, la eliminación de ROE (Registro de Operaciones de Exportación) y la quita de las retenciones ?salvo para el complejo sojero, al que se le redujo 5%? fueron en esa línea.

El resultado no se hizo esperar. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la intención de siembra de trigo para la temporada 2016/17 es de 4,7 millones de hectáreas, 35% más que en la temporada anterior y también se recuperaron las estimaciones para maíz, dos cereales que de esta manera volvieron a considerarse para las rotaciones. Además, la quita de retenciones para la exportación de carnes abrió un nuevo escenario para los productores ganaderos.

En cuanto a las economías regionales, si bien se ha declamado mucho el interés en recomponer la ecuación productiva, lo cierto es que tienen sensaciones encontradas. La quita del 5% de retenciones no logra compensar el impacto negativo de la inflación, la suba de costos logísticos y de transportes, el incremento del 31% en el precio del gasoil en lo que va del año, y la caída del consumo que deprime las ventas de los productos que vuelcan al mercado.

El caso extremo parece ser la lechería, donde los tamberos perciben apenas $4 por litro pero los precios en góndola no paran de crecer. Según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en mayo el precio de la leche en góndola fue 4,8 veces superior al precio pagado al productor primario. En el caso del huevo la brecha fue del doble, mientras que en el pollo fue 3,37 veces y en carne de ternera del 3,95 veces.

Reino mineral

Uno de los sectores más beneficiados por el modelo Cambiemos, sin dudas, es la minería metalífera, principalmente volcada al mercado de exportación. La devaluación del 35% promedio que tuvo el peso y la quita de retenciones de entre 5% y el 10% contribuyeron a mejorar su rentabilidad en dólares.

En cuanto al sector hidrocarburífero, ya es sabido que en la Argentina rige una suerte de barril de crudo “blue” que cotiza a US$ 67,50 para el tipo ligero (Medanito) mientras que en crudo Brent osciló durante el año entre US$ 36 y US$ 50 el barril. Además, para sostener el flujo de inversiones, el Gobierno autorizó sucesivos aumentos en los combustibles (31% desde enero), con lo que sobrevino una transferencia de ingresos desde los consumidores a las petroleras.

La industria

Los distintos sectores industriales, y en particular el complejo automotriz, estuvieron entre los perdedores de estos meses, pero más por caída de la demanda brasileña y la devaluación del real que por la política macroeconómica argentina. De hecho, las terminales fueron beneficiadas incluso con la prórroga por un año del acuerdo automotriz ?el anterior vence el 30 de junio? que establece una relación de intercambio basado en un flex de US$ 1,5 importados de Brasil por cada dólar exportado. Pese a ello, el último informe de coyuntura de la Unión Industrial Argentina sostiene que “el primer cuatrimestre del año acumuló una caída en las ventas externas del 29,5%” en el sector automotriz.

Otros sectores industriales también sufren, en menor medida, el efecto Brasil. Pero les impacta aun más la caída del nivel de actividad, la reducción del consumo y el tarifazo de los servicios públicos, tras la quita de subsidios en electricidad, gas, agua potable y transportes. Todo eso no hizo más que llevar los niveles inflacionarios de principios de año, que estaban en torno al 2% mensual hasta el 6,5% en abril, según la medición de la Ciudad de Buenos Aires, y al 4,2% en mayo que registró el Indec en el primer IPC “normalizado” de la gestión Macri.

Así, otro de los sectores perdedores son los propios consumidores, que ven todos los días en las góndolas el impacto de las políticas macro. Es la misma situación que viven a diario las pymes industriales y el comercio, con caída de ventas por la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, incrementos de tarifas, aumentos de costos de producción, e insumos importados que se mueven al ritmo del dólar. Frente a ello, el único punto a favor, es el paquete de medidas ejecutivas y el proyecto de ley Pyme que impulsó el Gobierno. Una bocanada de aire fresco basada en reducir la carga tributaria y facilitar el financiamiento a las pequeñas y medianas empresas.

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