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El campo le pone fichas al maíz de cara a la campaña 2016/17

El área de siembra crecería 30%, por lo que se incorporarían cerca de doscientas mil hectáreas.

03 junio de 2016

A punto de concluir la cosecha 2015/2016, que transcurrió en medio de las inundaciones que complicaron las labores y ralentizaron la recolección, el sector agrícola ya piensa en un nuevo ciclo y todas las miradas parecen posarse en el maíz, que junto con el trigo se perfila como la promesa para aumentar las ventas y hacer excelentes negocios. Tanto es así que para la campaña 2016/2017, que se inicia en septiembre, los expertos estiman un aumento del 30% en la superficie a sembrar en la zona núcleo, lo que representa unas doscientas mil hectáreas más que se suman a las seiscientas mil del año pasado.

Los datos corresponden a la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que asegura que “crece el entusiasmo y las intenciones vienen en serio, porque ya se están materializando las compras del insumo más caro: la semilla híbrida”. Según la entidad, lo que atrae es “el precio y sus beneficios en la rotación”, factores que los productores destacan a la hora de planificar el trabajo, en un momento en el cual se priorizan los esquemas de sustentabilidad en el uso de los suelos. En ese sentido, ya circula la posibilidad de que el cereal de verano reemplace a la soja en una gran cantidad de hectáreas, una versión que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires aún no confirmó pero tampoco negó, aunque sí le adelantó a El Economista que se registrará una retracción en el área de la oleaginosa que desembocará inevitablemente en un incremento para el maíz, algo que se precisará más adelante, cuando se coticen los precios relativos y futuros.

Se acerca La Niña

Sin embargo, no todas son buenas noticias para la cosecha gruesa, ya que el clima volverá a ser protagonista, esta vez con altas temperaturas y pocas lluvias. “La Niña se instalaría en septiembre, y estaríamos transitando toda la campaña bajo el peor escenario”, señaló un informe de la Guía Estratégica del Agro (GEA), elaborado por la BCR. Para José Luis Aiello, climatólogo de la entidad, “se pueden dar interesantes impactos negativos para la producción de la próxima gruesa, pero habrá que seguirla bien de cerca”. El dato no es menor si se toma en cuenta que los mercados internacionales ya reaccionaron ante los pronósticos, que también rigen para los Estados Unidos, lo que provocó una tendencia alcista en las últimas jornadas, especialmente para el maíz y la soja, que ayer volvió a subir y alcanzó los US$ 420 por tonelada, tras sumar US$ 16,35 por tonelada en Chicago.

El trigo cada vez más fuerte

A pesar de La Niña, los expertos mantienen la apuesta al crecimiento de los dos cultivos estrella, y proyectaron un alza del 35% para el trigo, que ya se puso en marcha y cubrió el 7,6% de las 4.500.000 hectáreas previstas para la siembra. “La inestabilidad, presente durante toda la semana, impidió avanzar con más fluidez las labores, ya que los análisis de suelo dan bajos niveles de nitrógeno, producto del lavado por las lluvias, y el fósforo es escaso”, explicó la Bolsa de Comercio rosarina. No obstante, en el productor “siguen las ganas latentes por aumentar la cantidad de cuadros”.

Cómo sigue la cosecha

Aiello aseguró que este mes “no se generarán nuevos problemas de cosecha, y se sembrarán los trigos tardíos”. De acuerdo a los datos del especialista, “junio y julio tendrán lluvias en rangos normales”, y adelantó que “en los lotes donde pueda sembrarse, los perfiles de humedad son excelentes. Donde no se pueda, se irá a siembras tardías y su concreción será dependiente de los mecanismos físicos que puedan mejorar el piso”, agregó.

Paralelamente, se empezaron a conocer los rendimientos del ciclo previo, con resultados por debajo de los esperados a causa de los excesos hídricos que generaron las lluvias de abril. De esta manera, los 95 quintales por hectárea que se esperaban en marzo pasarían a ser 93 para los maíces de primera, mientras que para los de segunda irán de 90 a 83. En tanto, la recolección avanzó un 89% en el primer caso, pero los sembrados en diciembre aún siguen en pie, “con muchísima humedad en grano”, según definió la BCR.

Para la soja, la entidad dijo que solo resta 4% por cosechar, con rindes de 36 quintales por hectárea en las zonas que no fueron afectadas. Los cultivos de segunda, por su parte, ya cubrieron el 93% del área con 28 quintales, sin chances de que se reduzca la cantidad de agua presente en la oleaginosa.

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