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Cayó la participación del Estado Nacional en la renta agrícola

El Gobierno se quedó con el 65,8% de la recaudación del campo, la cifra más baja en diez años.

29 junio de 2016

Un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) señaló que en junio la participación del Estado en la renta agrícola volvió a bajar y resultó la menor de los últimos diez años, al pasar del 67,7% en marzo al 65,8% en la actualidad. En concreto, la suma de los tributos provinciales y nacionales, entre los que se incluyen los derechos de exportación a la soja, representan unos $ 65,80 de cada $ 100 que genera de ganancia una hectárea promedio en el país, resultado que se obtiene al restarle los costos de producción, comercialización y transporte al valor de la fabricación a precios internacionales.

La baja, sin dudas, tiene que ver con los precios internacionales, que crecieron significativamente durante de la primera parte del año, con una soja que en los primeros días del mes superó los US$ 432 por tonelada en Chicago y se acercó al récord de 2014. Eso, en conjunto con los beneficios que le trajeron al sector las modificaciones macroeconómicas que aplicó el Gobierno Nacional en diciembre, provocó una fuerte recuperación que se tradujo en una caída del índice del orden del 27,7% en relación con igual período del año pasado, cuando la cifra alcanzó el 93,5%.

Sin embargo, este alivio no afectó la recaudación del Estado, ya que a pesar del retroceso el productor paga $ 5.375 de impuestos por cada hectárea, en tanto que en 2015 desembolsaba $ 3.230, lo cual representa el 66,4% más de pesos que se destinan al Poder Ejecutivo. “Ese aporte fiscal podría ser aún mayor considerando que parte de los derechos de exportación iban a otras partes de la cadena, mientras que ahora van al Estado principalmente vía Ganancias, como sucede en el caso del maíz”, explicó David Miazzo, coordinador de investigaciones de FADA.

La soja impulsó el crecimiento

El informe ubicó a la oleaginosa a la cabeza de la recuperación del sector agropecuario, y destacó que aumentó su valor en 31% en los últimos tres meses, seguida por el maíz con el 19% y el trigo con el 8,8%. “La recuperación del precio de la soja mejoró la rentabilidad de este cultivo; no obstante, desde las medidas de diciembre, el maíz mejora a la soja al punto que actualmente el resultado económico lo duplica”, adelantó Miazzo, al tiempo que pronosticó que “con estos números, es esperable un incremento del área maicera de al menos un millón y medio de hectáreas”. Es que en la comparación con junio del año pasado, el grano presentó un crecimiento del 17,6%, al tiempo que el maíz logró un avance del 16,9%. “Queda la pregunta de cómo agregar valor a ese maíz y cómo transportarlo, ya que sólo el paso de esas hectáreas de soja a maíz mediante la rotación significan 200.000 camiones más”, reflexionó el analista.

El único que retrocedió, en este caso, fue el trigo, que cayó 7,1%, con un ingreso neto por hectárea que duplica en pesos al promedio de 2015, lo que impacta de manera directa en la ecuación económica. “Un mejor resultado económico sumado a la necesidad de consumir agua en muchas zonas del país, con alta probabilidad incrementará el área sembrada. Según las Bolsas de Cereales esa suba será cercana al 30%. Un millón de hectáreas de trigo más, significarán un movimiento económico de $ 8.000 millones, cuatro veces lo que hubiera significado para el Gobierno las retenciones a los precios de este año”, agregó Miazzo.

Efectos contrarios

De todos modos, las graves inundaciones de abril y los altos costos retrasaron el crecimiento esperado para el campo. En lo que significó una verdadera catástrofe climática, las excesivas lluvias registradas a comienzos de otoño generaron el daño de millones de hectáreas, algunas de las cuales tardarán hasta cuatro años en recuperarse. Asimismo, se deterioró la calidad de los cultivos y se complicó la cosecha y la logística, lo que provocó que cientos de productores se vieran al borde de la quiebra. Para las zonas que no resultaron gravemente afectadas, el informe prevé “buena salud económica”, con la posibilidad de que las economías regionales de la región pampeana sientan una mejoría en los próximos treinta a sesenta días.

Los costos, por su parte, mostraron una suba interanual del 44,7%, impulsados por factores como el transporte y las labores. El golpe se sintió en relación a marzo, ya que en ese momento no todas las tarifas estaban actualizadas, y además se agregó el aumento en los precios de los combustibles. En este segmento entran también los arrendamientos, que arrastraban bajas en los últimos tres años y se recuperaron de golpe con la suba de la soja en los mercados internacionales. En ese sentido, para FADA “es factible que haya importantes reacomodamientos en los contratos con aumento en términos reales del 20% al 30% de acuerdo a las zonas y a lo que había bajado con anterioridad”.

Frente a este escenario de insumos dolarizados, Miazzo estimó que “hay algún riesgo de que si hay una devaluación en lo que resta del año, el 2016 cierre con un incremento de costos en el sector agrícola cercano al 50% o al 60%”.

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