Hace cincuenta años, se cometió uno de los mayores errores de la Historia Argentina, que fue el derrocamiento de Arturo Illia. Obtuvo la presidencia con sólo el 25% de los votos, mientras que el segundo lugar fue para el voto en blanco que impulsaba Juan Perón. Fue un Gobierno con bajo consenso inicial pero fue, posteriormente, uno de los más valorados por los distintos sectores políticos.
Cuando Illia llegó al gobierno el país estaba en recesión y uno de sus mayores logros fue haber logrado altas tasas de crecimiento durante su breve gestión. Fue en esos años cuando las exportaciones superaron por primera vez los US$ 1.000, un nivel del cual nunca más bajarían. Argentina, durante su gobierno, recuperó posiciones en el mundo luego de muchos años de retroceso relativo. En el plano internacional, el país mejoró la relación con sus vecinos, logró la resolución 2065 en Naciones Unidas que obligaba al Reino Unido a negociar sobre Malvinas y recibió la visita de muchos presidentes, entre ellos, Charles De Gaulle.
En el plano cultural fue una etapa de gran libertad y efervescencia y la Universidad de Buenos Aires y otras en el resto del país, alcanzaron su máximo nivel.
Pero más allá de sus logros, el Gobierno estuvo condicionado por los problemas comunes de la época: presiones militares, desconfianza de los empresarios y enfrentamientos con los sindicatos que eran manejados por el peronismo.
Era evidente en esos años, la dificultad de construir un orden político estable proscribiendo al movimiento que lideraba Perón. Por eso el Gobierno tomó la decisión de incorporar al peronismo a la vida institucional. En las elecciones legislativas de 1965, al oficialismo le fue relativamente bien perdiendo por poco frente a Unión Popular que respondía al peronismo pero el desafío eran las elecciones de gobernadores que debían realizar en 1967. Las Fuerzas Armadas querían impedir la participación política del peronismo pero la tuvieron que aceptar ocho años, pero en un contexto de mucha violencia y polarización que se fue generando durante la dictadura. Los militares, a su vez, no querían perder protagonismo, sobre todo, luego del golpe de marzo de 1964 en Brasil dado que temían ser desplazados en la relación con Estados Unidos en el momento más tenso de la Guerra Fría. Ya en 1966 se habían esfumado las expectativas que en su momento generó la Alianza del Progreso que fue una iniciativa de Brasil que adoptó John Kennedy.
Las consecuencias del golpe contra Illia fueron muy negativas para el país en todos los terrenos y se pagaron durante muchos años. Allí estuvo una de las causas de la sangrienta década del ´70 que sufrió Argentina.
Pero lo que ocurrió hace cincuenta años no fue un hecho aislado sino que debe encuadrarse en un largo ciclo de interrupciones constitucionales y de apartamiento de la ley que afectó al país.
