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Negociar para reducir el costo

El oficialismo ensaya una táctica de control de daños para disminuir el costo político de un posible veto a la ley antidespidos, si es que no puede evitar que se sancione.

05 mayo de 2016

Por Néstor Leone

Negociar para evitar el veto posible, con sus costos conexos, y para quebrar cierta unidad de hecho entre varios bloques de la oposición sobre este tema. Pero, también, para sacar al oficialismo de la mera actitud defensiva. La iniciativa de declarar la emergencia ocupacional y la idea de prohibir los despidos por un lapso predeterminado puso al Ejecutivo en aprietos, en un contexto en el cual el ajuste de tarifas toca su punto más alto y la situación del mercado laboral parece atravesado por la incertidumbre. Las negociaciones de Cambiemos con algunos bloques en Diputados, pero con el Frente Renovador en especial, tiene esos objetivos. Con final abierto.Hasta aquí, el oficialismo se dispuso a dilatar lo que más pudo el tratamiento en la Cámara Baja de la media sanción que la ley antidespidos ya tuvo en el Senado. El freno que le puso Gabriela Michetti al proyecto mostró eso. También los cuestionamientos a esa actitud de opositores de distinto signo. Ganar tiempo, de alguna manera, para que prosperasen algunas de las negociaciones en marcha, muy cuesta arriba todavía, en una táctica de control de daños para disminuir la carga antipopular de un posible veto presidencial. Si es que no puede evitar que el proyecto se sancione, por supuesto.

El proyecto votado en el Senado prohíbe por 180 días los despidos en el Estado y en el sector privado, y establece la doble indemnización durante el plazo que dure la emergencia ocupacional.

Cronograma

Para la tarde de hoy está previsto que la discusión comience a caminar en el plenario de comisiones de Diputados. Por lo menos, así lo indica el cronograma prestablecido, en el que el oficialismo impuso su criterio y demorar así la discusión en el recinto. Según fuentes del bloque PRO, estarán presentes, en calidad de invitados, los titulares de las centrales obreras: el secretario general de la CGT Azopardo, Hugo Moyano; el de la CGT Alsina, Antonio Caló; los líderes de las dos CTA, Pablo Micheli y Hugo Yansky; y la CGT Azul y Blanco, Luis Barrionuevo. Las declaraciones cruzadas con el Ejecutivo Nacional, cierta unidad entre los dirigentes y la buena sintonía que mostraron con los bloques opositores es uno de los escollos con los que se encontrará la bancada oficialista. Aunque también especulan con que la visita también puede ser oportuna para considerar los intersticios posibles entre las posiciones de las distintas corrientes.

La discusión proseguirá el martes 10, con la presencia de especialistas en temas laborales y empresarios pymes, quienes ya pusieron su grito de alerta para advertir sobre posibles perjuicios de esta nueva norma. En esa audiencia, el oficialismo pretende avanzar con el planteo de alguna modificación posible o negociable para limitar sus efectos. Entretanto, el miércoles 11 se estima que estará en la discusión de comisiones el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. La posibilidad de pactar para el jueves un despacho consensuado (“menos rígido”, en los términos del PRO) es una de las alternativa, que el oficialismo observa como el menor de los males. Ahí, nuevamente, el bloque del Frente Renovador, con Sergio Massa a la cabeza, vuelve a ser la llave de la negociación.

AlternativaMassa, como se sabe, tiene el bloque atravesado por esta discusión. Con dos posturas en contradicción muy claras y dos actores que las sostienen. Por un lado, Facundo Moyano, de origen sindical y resonancias propias por su apellido; por el otro, José Ignacio de Mendiguren, dirigente industrial y también diputado del Frente Renovador. La preocupación de Massa tiene, por tanto, su frente externo, para ofrecer una alternativa “superadora” a la discusión (de ahí su proyecto de apoyo a las pymes, por caso) y un frente interno, que tendrá que manejar con cuidado para que no trascienda los límites de la discusión intrabloque. La necesidad de negociar con el oficialismo para acercar posiciones, entonces, también resulta una necesidad propia, entienden en el PRO.

Según pudo saber El Economista, la negociación posible tendría tres componentes. Por un lado, la limitación de algunas aristas del proyecto que tuvo media sanción en el Senado. Por el otro, la incorporación de algunos artículos que hagan hincapié en el fomento del empleo. Y un tercer punto que incorpore la iniciativa de Massa respecto de las pymes. La dinámica propia del bloque del Frente Renovador, por cierto, puede condicionar estos acuerdos. Si logra evitarlo, el proyecto podría pasar al recinto, con suerte aun así no muy clara, pero con una posición relativa de más fuerza para el oficialismo. En ese caso, el PRO estaría dispuesto a votar en general la iniciativa, para no quedar tan desfasado, pero a votar negativamente en particular los artículos referidos a la doble indemnización o la prohibición de los despidos. Si se realizan esas reformas al proyecto y se logran votar en el recinto de sesiones, deberá ser girado, en revisión, al Senado.

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