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Las exportaciones, un motor con poca potencia

Hacia delante, la debilidad de la economía global influirá sobre las exportaciones. Según marca la evidencia empírica, la relación entre el crecimiento de nuestros socios comerciales y las exportaciones es prácticamente uno a uno, y todos están desacelerándose o en caída.

02 mayo de 2016

El comercio exterior está mostrando una incipiente pero lenta recuperación. De acuerdo a cifras oficiales, el primer trimestre cerró con el menor déficit de los últimos tres años. El aporte del campo fue clave dentro de una performance general pobre. Las medidas oficiales destinadas a impulsar el sector externo muestran resultados positivos, que se ven amortiguados por la debilidad de nuestros socios comerciales y precios internacionales algo más bajos que tiempo atrás. Por su parte, las importaciones parecen moverse en línea con la actividad interna aunque con una mirada más profunda se observa la influencia de diversos factores.

El agro traccionó las exportaciones. La devaluación, quita de retenciones y eliminación de restricciones impulsaron fuertemente las ventas de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario. Este efecto se vio potenciado por el acuerdo del Gobierno con las cerealeras para liquidar stocks acumulados de la campaña pasada.

La destacada performance del campo se contrapone con la delicada realidad industrial. La débil demanda externa, especialmente de Brasil, repercutió directamente sobre los despachos industriales. En tanto, la venta de combustibles y lubricantes al exterior se redujo debido a la caída de los precios internacionales y a los magros niveles de producción, afectados a su vez por los problemas estructurales aún irresueltos y por conflictos recientes.

Hacia delante, la debilidad de la economía global influirá sobre las exportaciones. Según marca la evidencia empírica, la relación entre el crecimiento de nuestros socios comerciales y las exportaciones es prácticamente uno a uno. Esto convierte a la evolución de la demanda externa como el principal determinante de las ventas al exterior a corto plazo, por encima de otras variables como el tipo de cambio. En este sentido, las exportaciones no estarían enfrentando un panorama del todo favorable. De acuerdo a proyecciones del FMI, el crecimiento de nuestros socios comerciales sería de apenas 0,8% anual (frente a 0,9% en 2015), promedio ponderado que esconde la segunda caída consecutiva de Brasil y una nueva desaceleración en el ritmo de expansión de China.

Por su parte, los precios de las commodities no modificarán su tendencia a corto plazo. Los precios de los combustibles se reducirán debido a una oferta robusta (lo cual beneficia a un importador neto como Argentina), la cotización de los productos metálicos debido a la desaceleración en China y las commodities agropecuarios se verán afectadas por las buenas cosechas en las principales zonas productivas. No obstante, estas proyecciones podrían verse parcialmente atenuadas por shocks exógenos, algunos de los cuales ya se están materializando, como el debilitamiento del dólar o problemas climáticos. Precisamente esto último es importante en el caso de la soja. Los problemas climáticos en Argentina no sólo están afectando los rindes sino también a los precios, dado que el país es uno de los principales jugadores en el mercado mundial.

La política económica poco más podrá hacer para potenciar el motor exportador. Este sector ya está siendo influido por los cambios instrumentados desde el inicio de la gestión de Mauricio Macri que, con la excepción de sostener la competitividad cambiaria (cuestión que está en discusión), poco más puede hacer desde la macro para compensar los efectos relativamente adversos que provienen del escenario global. Parece difícil que las exportaciones vayan a liderar un proceso de recuperación económica, razón por la cual los cañones del Gobierno apuntan ahora hacia la promoción de la inversión. Y, dado que las iniciativas privadas tienden a demorarse hasta que el costo del crédito baje efectivamente y la incertidumbre se reduzcan, desde el equipo económico están anunciando proyectos de inversión pública para materializar su propio pronóstico de que el país repuntará durante el segundo semestre. Es temprano aún para saber si tanto optimismo está garantizado.

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