A poco de iniciarse la nueva campaña triguera, el cereal registra cada vez más aumentos que se trasladan a las góndolas. Los motivos son varios: poco stock, altos precios en los mercados, falta de calidad y exportaciones crecientes, propiciadas por la quita de retenciones y la eliminación de los Registros de Operaciones de Exportación (ROEs) que aplicó el Gobierno Nacional. Así, la situación actual es el resultado de un cóctel de medidas implementadas en los últimos tiempos, que oscilan entre la gestión kirchnerista y la administración de Mauricio Macri.
Pan más caro
La suba del 20% en el precio del pan, que empezó a regir desde ayer con valores de hasta $40 por kilo, refleja los fuertes aumentos de la harina de trigo, el insumo más importante para la producción, aunque también influyeron las nuevas tarifas del agua, la luz, el gas y la nafta. Si bien no es la primera vez que se dan alzas a esta altura del año en el rubro de panificados, y sobre todo en un contexto inflacionario como el actual, sí es cierto que la suba de las commodities y la escasa oferta de granos de calidad contribuyeron al actual escenario. Es que el año pasado, durante el ciclo 2015/2016, los productores sembraron menos trigo, ya que creían que las condiciones para los negocios serían poco favorables luego de varios años de pérdidas a causa de las políticas adoptadas por el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que en 2013 prácticamente cerró las exportaciones y mantuvo los precios internos estancados. “El campo pensó que ganaba Scioli”, dijo días atrás el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, para explicar las dos millones de hectáreas que quedaron sin cultivar entre junio y agosto de 2015, lo que significó un menor volumen de producción para este año, con el plus de la ausencia de agregado de valor en la semilla, que hubiera permitido alcanzar la calidad necesaria para la elaboración de pan, pastas y masas. Ahora, frente a un panorama de creciente demanda, el país no descarta importar el cereal de Uruguay.
Más exportaciones
En este marco, y tras la apertura del mercado en diciembre del año pasado ?aunque con plazos de embarque restringidos para evitar el desabastecimiento?, las ventas externas de harina de trigo crecieron 100% interanual en el primer trimestre, con envíos que totalizaron unas 189.946 toneladas por un valor FOB de 56,6 millones de dólares, frente a las 151.378 toneladas alcanzadas en 2015 por 51,7 millones de dólares. La cifra es la más alta desde 2012, cuando se despacharon 352.610 toneladas a un valor FOB de 129,7 millones de dólares.
“El campo pensó que ganaba Scioli”, dijo días atrás el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, para explicar las dos millones de hectáreas que quedaron sin cultivar entre junio y agosto de 2015, lo que significó un menor volumen de producción para este año.
En tanto, durante la primera quincena de mayo se declararon envíos por 21.959 toneladas a un precio promedio ponderado FOB de 301 dólares por tonelada, un número significativo en relación a las 14.621 toneladas de igual período del año pasado comercializadas a 328 dólares por tonelada.
El principal destino, naturalmente, fue Brasil, el comprador histórico de la Argentina que en los últimos años había optado por otros mercados. Al retomar las relaciones, el país carioca lideró las adquisiciones, ya que por una cuestión geográfica el precio del flete le resulta más barato en comparación con el resto de los mercados mundiales.
Nuevo ciclo
Las mayores expectativas están puestas en el mes de junio, cuando comenzará la siembra 2016/2017, para la cual los especialistas esperan una expansión de la superficie del orden del 30% o más, con una producción que rondaría entre las 15 y las 16 millones de toneladas, por lo que las exportaciones podrían llegar a 9 o 10 millones de toneladas.
