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El comercio exterior, un motor a media marcha

Competitividad, conectividad y negociación de aranceles preferenciales son opciones para aumentar el potencial exportador.

27 mayo de 2016

 por Matías Carugati (*) y Máximo Pisa (**)

La balanza comercial arrojó un superávit de US$ 332 millones el mes pasado, dejando prácticamente en equilibrio las cuentas externas en el primer cuatrimestre. Si bien el contexto internacional y precios relativamente bajos de las commodities limitaron los estímulos de la política económica, el estancamiento del mercado interno y la caída en los precios de los productos importados compensaron la ecuación.

El campo es el principal sostén de las exportaciones. La tríada de devaluación, quita de retenciones y eliminación de restricciones explica la buena performance de los productos primarios, que cerraron el cuatrimestre con una suba del 23% anual. Las manufacturas de origen agropecuario se movieron en la misma sintonía aunque varios escalones por debajo (5%).

En tanto, las exportaciones industriales continúan retrocediendo, acumulando en el año una baja de 17% . La pobre performance de la economía brasileña afecta directamente la dinámica de este sector. De todas formas, la evolución de las exportaciones industriales a durante el año también se está viendo afectada por la menor demanda de tubos sin costura (derivada, a su vez, de los problemas de la actividad petrolera), aluminio y metales preciosos.

Las importaciones se mantienen en baja, aunque más por precio que por cantidad. En efecto, durante el primer cuatrimestre los volúmenes importados aumentaron para todos los usos económicos. Si bien la devaluación de la moneda y el retroceso del nivel de actividad arrastran las importaciones a la baja, esta influencia se ve más que compensada por otros factores.

La liberación del comercio y la acumulación de stocks en otros países están favoreciendo el ingreso de bienes de consumo, mientras que aspectos puntuales en el mercado automotor local están empujando las importaciones de vehículos. Por otra parte, se ve un incipiente efecto positivo de las reformas estructurales sobre la inversión, dado que el volumen importado de bienes de capital y piezas y accesorios se mantiene en expansión. Una consolidación de esta dinámica en los próximos meses sería muy positiva para el nivel de actividad, aún implique un menor saldo comercial.

Las posibilidades de un repunte más fuerte del comercio exterior se ven limitadas por factores exógenos. De acuerdo a estimaciones del FMI, las cotizaciones de las materias primas se mantendrán entre estables y deprimidas en lo que resta del año debido, esencialmente, a excesos de oferta y una débil demanda global (coincidente con los principales socios comerciales de nuestro país). Así todo, las condiciones climáticas pueden afectar transitoriamente este panorama. Por caso, se estima que las intensas lluvias en abril recortarán la cosecha de soja en cuatro millones de toneladas, aunque la pérdida está siendo mitigada por un repunte en el precio (pasó de US$ 327 en marzo a US$ 386 en mayo).

Bajo este escenario, la recuperación de mercados regionales podría ser una alternativa, especialmente para los productos industriales. La crisis que atraviesa Brasil (se estima una caída de 3,8% del PIB para este año) pone en jaque al comercio bilateral industrial. En rigor, casi el 20% de nuestras exportaciones se destinan al país vecino, de los cuales más del 70% corresponden a manufacturas (cuatro de cada diez productos industriales nacionales). Esto refleja la necesidad de intensificar el comercio con otros países, sobre todo de la región, los cuales muestran mayor potencial como compradores de manufacturas. En los últimos años Argentina ha cedido terreno en todos estos mercados debido al encarecimiento de sus costos internos y a una baja inserción en las cadenas regionales de valor. Incrementos de competitividad, mejoras en la conectividad con el resto del mundo y negociación de aranceles preferenciales son algunas de las opciones para aumentar el potencial exportador del país, motor que el Gobierno vislumbra como uno de los dos más importantes en el futuro.

(*) Economista jefe management & Fit (**) economista Management & Fit.

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