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¿Hay lugar para que la economía crezca y genere empleo?

La tesis optimista, si bien algo solitaria por estos días, tiene varios fundamentos

25 febrero de 2016

"No hay que pasar por alto (?) que aun cuando el Gobierno esté operando para mejorar la situación que recibió, el proceso de transición hacia una mayor estabilidad macroeconómica ?condición básica para el crecimiento sostenido? está recién empezando y en lo que resta de 2016 habrá que superar obstáculos de magnitud”, escribe el prestigioso economista José María Fanelli y apunta varios desafíos.

Pasada la euforia tras la salida exitosa del cepo, los viejos problemas vuelven a escena (con la alta inflación a la cabeza) y amenazan el plan de estabilización gradualista pero ambicioso ideado por el equipo económico. Sin embargo, hay varios datos alentadores que invitan a creer que el plan funcionará y, más temprano que tarde, la economía estará andando nuevamente. La tesis optimista, si bien algo solitaria por estos días, tiene varios fundamentos.

Los motivos

El primero, va de suyo, es que existe un plan de estabilización que apunta a impedir la profundización de los desequilibrios macroeconómicos. Aun cuando, en el corto plazo, algunos se agraven (por ejemplo, se acelere la inflación) y los “brotes verdes” aún no se vean (ni se verán en el corto plazo). Ningún plan es exitoso sin una terapia adecuada.

La otra condición para una terapia exitosa es que la medicina sea digerible por el organismo y, obviamente, funcione. Aquí también hay datos alentadores. Los márgenes de aprobación del Gobierno se mantienen en niveles sólidos y el peronismo gira hacia la cooperación. Parece haber, por ahora, aprobación con respecto a la política económica.

Si nos retrotraemos algunos meses, comprobaremos que muchos de los fantasmas económicos y políticos convocados en el calor de la campaña no han aparecido en escena. Eso explica, en buena medida, el apoyo social y el lento pero persistente desgaje peronista. Lo admiten los propios intérpretes de la entonces llamada “campaña del miedo”.

La “rueda virtuosa”

¿Funcionará, es decir, la economía volverá a crecer y generar empleo? Por ahora, nadie se arriesga demasiado ni otea más allá de un corto plazo que vislumbra, con razón, tensionado. Con una inflación elevada (según el IPC Congreso, los precios subieron casi 10% desde diciembre) y un ajuste tarifario por venir, resulta de manual anticipar meses de alta conflictividad. Ante esos incentivos, la inversión se mantiene en las gateras y los estímulos para consumir se retraen. Con esos aditivos, no hay perspectivas de repunte para el nivel de actividad. Pero la zozobra pasará y la recuperación (que, siempre por estos lares, sorprende) podría sobrevenir hacia mediados o finales de 2016.

Un párrafo aparte merece la cuestión de los holdouts y, específicamente, la falta de acceso a los mercados. Si se soluciona la disputa en el juzgado de Thomas Griesa, el país podría acceder a financiamiento fresco para apalancar la economía y, al mismo tiempo, recibir nuevas inversiones reales.

¿Hay lugar, entonces, para el optimismo? Por ahora, decíamos, nadie quiere pecar de triunfalista antes de ver los números, pero hay motivos. Por supuesto, el contexto internacional pone un techo (bastante bajo, en rigor), pero no imposibilita que la economía se encamine, pasado un primer trimestre (o semestre) nominalmente turbulento, hacia cifras más amigables. Por supuesto, como decía Tusam, esto puede fallar.

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