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La clave para salir del estancamiento es la inversión

En 2016 debe ampliarse la capacidad productiva, para en 2017 dar por finalizado el estancamiento

25 enero de 2016

Argentina cerró 2015 con un incremento en la actividad del 1,7% anual, aunque produciendo al mismo nivel que en el primer trimestre de 2012. Desde entonces, más allá de algunas oscilaciones de corto plazo, la economía se mantiene prácticamente estancada. Este período coincide con el de mayores restricciones y desequilibrios macroeconómicos que dificultaron el normal desenvolvimiento de la economía.

El sector que evidenció mayor dinamismo fue el de la construcción, que acumuló en el año un alza del 6,1% anual mayormente explicada por el incremento en la obra pública propia de un año electoral. La desaceleración ya empezó a observarse en los últimos meses, una vez pasadas las elecciones, aunque todavía se expande por encima del promedio de la economía. Y entre los sectores que registraron contracciones se puede mencionar el de intermediación financiera. A pesar de haber exhibido alzas significativas en los últimos meses del 2015, finalizó el año con una leve caída de 0,7% anual. Hasta septiembre acumulaba una caída del casi 5% anual y evidenció contracciones en siete de esos nueve meses. En el último trimestre del año, el cambio en las expectativas combinado con la baja base de comparación del año anterior propiciaron el inicio de la recuperación.

En el 2016, aunque algunas de las distorsiones macroeconómicas principales fueron corregidas permitiendo normalizar la economía, no esperamos una importante recuperación de la actividad por lo menos hasta el segundo semestre. Probablemente el año esté marcado por dos dinámicas dispares. Por un lado, los primeros meses sufrirán los embates propios del reacomodamiento de la economía y el ajustarse a operar en un ambiente menos restrictivo. Mientras que en el segundo semestre se empezarán a ver las consecuencias positivas de las correcciones y puede ser que hacia fin de año se reactive la marcha de la actividad económica. El año en su conjunto podría volver a dejar un saldo magro, constituyéndose en el quinto de estancamiento.

Del lado de la demanda no aparecen muchos canales por los cuales la actividad se vea impulsada. Si bien la corrección en el tipo de cambio podría aportar dinamismo por la vía del comercio exterior, hay que tener en consideración que el contexto internacional se ha tornado menos favorable y nuestro principal socio comercial se encuentra atravesando una profunda recesión. Asimismo, se está haciendo un esfuerzo importante en evitar un crecimiento desmedido del consumo público, e incluso se están dando señales con la intención de reducirlo, por lo que tampoco éste será un factor que impulse la actividad en adelante.

El consumo privado, por su parte, no podrá generar incentivos positivos en un primer momento ya que el ingreso real va a evidenciar contracciones dado que se espera que los precios se aceleren en los primeros meses por el efecto de la devaluación, la corrección de tarifas y los ajustes estacionales. Las correcciones que se consiguen a través de las paritarias tendrán un rezago en este sentido, e incluso podrían no llegar a compensar completamente el avance de los precios. En la segunda parte del año, no obstante, podremos ver un consumo privado más dinámico ya que se espera un aminoramiento en el avance de los precios y que podría ser acompañado de estímulos adicionales a los ingresos, como sería la tan esperada corrección en el Impuesto a las Ganancias.

Por lo tanto, el contrapeso deberá venir necesariamente de la inversión, pública y privada, con una tendencia inversa a la que mostró en 2015. El año pasado, el leve crecimiento que se registró se puede adjudicar a la obra pública pues la inversión en maquinaria y equipos se mantuvo deprimida. Es decir que la dinámica de la inversión no viene traduciéndose en mayores posibilidades de crecimiento para la economía.

El 2016 será un año de transición en el que los costos de las medidas correctivas estarán muy a la vista pero los beneficios que ellas traen todavía no verán la luz. Sin embargo, no hay que perder la oportunidad de generar las condiciones propicias para el crecimiento, ampliando la capacidad productiva, para finalmente en 2017 dar por finalizada la época de estancamiento.

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