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"Seguirá la era de dinero barato"

Entrevista con Martín Redrado

09 octubre de 2015

El Economista dialogó con Martín Redrado, ex presidente del BCRA, que nos dio su visión sobre el estado de la economía global, los desafíos que enfrenta Argentina en ese contexto y las posibles salidas. A continuación, el diálogo completo.

El FMI acaba de recortar sus proyecciones de crecimiento para el PIB global, Brasil está en recesión (el PIB caerá 3% en 2015 y 1% en 2016) y los precios de las commodities están bajos y seguirían así por un tiempo. Es decir, un contexto adverso para Argentina. ¿Qué implicancias tiene eso para los desafíos de política económica después del 10 de diciembre?

No hay que confiarse mucho en los números que publica el FMI porque muchas veces son equivocados. En una de las reuniones que mantuve, hablé con Alfonso Segura, ministro de Economía de Perú, y me dijo que no estaba de acuerdo con los pronósticos del FMI con respecto a su país (Nota del redactor: el WEO proyecta que el PIB de Perú crecerá 2,4% en 2015). Y algo similar ocurre con Argentina. Lo que pase con nuestra economía depende de lo que hagamos. ¿Vamos a tener un plan integral que reduzca la inflación, con metas específicas en materia fiscal y monetaria y que ponga un fuerte acento en la inversión con incentivos impositivos a tal efecto? Si eso se hace, Argentina puede estar con una tasa de crecimiento baja el año que viene pero por arriba del 1,5%- 2% y repuntando hacia una velocidad de crucero entre 4% y 5% en 2017. Si hacemos más de lo mismo, probablemente tengamos estancamiento. Brasil está sufriendo una caída importante, pero mi visión sobre los balances y los riesgos está dado más que nada por lo que ocurra con China en el corto plazo y lo que veo es que el país tiene capacidad de reacción para asegurar su crecimiento y están trabajando en un paquete de impulso fiscal que permita amortiguar la caída. Sería una catástrofe si pasara de 6% a 4%, pero no se ve eso. Tampoco veo una caída de las commodities más allá de la que ya hemos visto y en particular de las commodities agropecuarias. Veo un escenario complejo pero, contrario a lo que están diciendo algunos, tenemos un escenario de dinero barato por lo que da la mirada. Es muy probable que tengamos otra ronda de expansión cuantitativa en la eurozona y en Japón, y la suba de tasas que puede haber en EE.UU., de un cuarto de punto, va a ser una suba casi testimonial y sólo para decir que empezaron el camino de normalización. Va a ser un camino muy largo. El principal problema que tiene Argentina en el corto plazo, que es la falta de dólares, se da en un momento en el cual al mundo le sobran. Es cierto que los dólares no van a venir solos a Argentina sino cuando haya un programa confiable, pero dentro de un escenario desafiante hay muchas posibilidades de atraer capitales e inversión a Argentina.

¿Pero esos dólares van a venir por el canal comercial, que parece cada vez más extenuado o por el canal financiero?

No hay que ir hacia el endeudamiento sino hacia la inversión. Veo una valuación de activos de Argentina, que están muy por depreciados con respecto a la región. El valor de nuestras empresas de telecomunicaciones, energía y bancos es la mitad del que tienen empresas del mismo tamaño en países como Perú o Colombia. También hay mucho potencial para bajar la tasa de interés. El martes se colocó el Bonar 2020 a tasas que son el doble de las que tiene la región. El impulso central tiene que venir, en un principio, por una reducción de impuestos en los sectores que tienen capacidad de generar dólares, por ejemplo, el campo y que hoy no están generando ingresos impositivos. Cuando uno habla de eliminar retenciones a todos los productos agropecuarios, salvo a la soja o eliminar ROE's, ahí tenes US$ 6.000-7.000 millones en silobolsas que están esperando señales adecuadas para poder volcarse al mercado. También tenés programas con el Banco Mundial (BM) para infraestructura que se pueden acelerar. Ya están aprobados y falta el desembolso: podrían ser hasta US$ 3.000 millones en los próximos años. También hay que hacer una fuerte apuesta a inversión en energía, dando incentivos impositivos y estabilidad fiscal. Mi visión es que hay que concentrarse en dólares de inversión y no en dólares de endeudamiento.

Lo llevo a un tema que conoce muy bien: el BCRA y el stock de reservas internacionales. ¿Qué va a recibir el próximo Presidente?

Nada. Al stock de reservas, que hoy ronda los US$ 27.500 millones, tenes que restarle US$ 11.000 millones porque ya se ha utilizado toda la línea de yuanes: más de 1 de cada 3 dólares de reservas son yuanes que no son convertibles ni se pueden utilizar para comprar absolutamente nada en el mercado internacional. Después tenés US$ 2.500 millones de bonos que podríamos llamar Griesa y que se han pagado pero no han salido de las arcas del BCRA por el embargo. Ahí tenés US$ 13.500 y todavía tenes que restarle los US$ 8.000 millones que le estás debiendo a los importadores. Preocupa la foto, pero también la película: el BCRA viene perdiendo dólares todos los días por falta de oferta de divisas y el próximo Presidente se encontrará, como dije premonitoriamente hace cinco años, sin reservas. Además, cuando uno mira el patrimonio neto de la entidad, es decir, lo que tiene menos lo que debe, encuentra que es negativo. Es decir, recibirá un BCRA con cero capacidad de maniobra. Todos los economistas sabemos que la principal urgencia es devolverle o generarle reservas al BCRA. El principal problema sigue siendo la pobreza, pero el desafío urgente es cómo generar dólares genuinos para el BCRA. Esa es, hoy, la brasa caliente.

¿Qué rol juega el tipo de cambio en esta ecuación?

Un rol importante, sin duda. Haber utilizado al BCRA como caja del Tesoro lo dejó con menos capacidad de hacer políticas monetaria y cambiaria y eso dio lugar al cepo, a restricciones cada vez mayores y a una política cambiaria caótica. Pero es un error hablar de la política cambiaria sin hablar de un programa económico integral, y lo vimos con mucha claridad en agosto de 2014. Hay que hacer un programa integral, focalizarse en los dólares del agro y la energía; invertir en infraestructura; me gustaría también que el 10 de diciembre el próximo Presidente anuncia una nueva Carta Orgánica del BCRA que limite el financiamiento; hay que crear una agencia federal de estadísticas; establecer metas plurianuales con mojones semestrales en materia de gasto público, recaudación, emisión monetaria, política salarial, ratios de inversión pública y que los ministros de cada área tengan que reportar cómo van a corregir los desvíos si los hubiera; que se derogue la Ley de Abastecimiento, y que se deroguen algunos artículos de la Ley de Mercado de Capitales que hace que la CNV hoy pueda intervenir en las asambleas de las empresas y torcer el curso de una discusión entre privados. En fin, con este tipo de medidas, y si lo hacés con un shock de anuncios el 10-D y después aplicás gradualismo en la implementación, estoy convencido que vas a ir generando los dólares que día a día te permitan ir sacando las distintas restricciones. El presidente del BCRA, a medida que vayan ingresando los dólares, tiene que ir levantando las restricciones y llevar, por ejemplo, el límite a las importaciones de US$ 150.000 a US$ 500.000 y luego a US$ 2 millones y, con el tiempo, liberar el flujo de las importaciones y así sucesivamente. Y apostando a mejorar el tipo de cambio real vía impuestos.

La famosa “devaluación fiscal”.

Exactamente. Y no confiando sólo en el tipo de cambio nominal.

Se suele escuchar que el tipo de cambio de equilibrio estaría hoy entre $12 y $13. ¿Usted coincide?

Depende del programa económico que tengás y de la capacidad de dólares que éste pueda generar. Hablar en abstracto de un número para el tipo de cambio no es conveniente.

¿Se puede crecer al 5% anual como dijo Sergio Massa en el debate presidencial?

Sí, pero a partir de 2017 y si se hacen las cosas en la dirección que te mencioné. Hay que bajar los costos de producción y, en particular, los de transporte. Necesitás infraestructura y eso, obviamente, lleva tiempo. Hay que usar la hidrovía y generar transporte multimodal. También hay que bajar los costos financieros que hoy tiene Argentina. Si el país vuelve a la normalidad, hay empresas que van a poder financiarse a costos más baratos y que proyectos que hoy no son viables puedan serlo. Hay un proceso de catch-up fenomenal para hacer con toda la región. Argentina puede captar muchos capitales e inversiones y que sea la inversión el modelo de crecimiento. Hemos tenido un modelo muy proconsumo y necesitamos uno más balanceado.

¿Qué probabilidad le asigna a un escenario en el que todo siga igual y sea el mercado, por las malas, el que haga el ajuste?

Dependerá de si gana el candidato oficialista. Tendremos que ver sus primeros movimientos y quiénes integrarán sus equipos. Más de lo mismo lo va a terminar ordenando traumáticamente el tipo de cambio. No hay espacio para más de lo mismo. No podés seguir cuatro años más, ni dos, con esta política monetaria, fiscal y cambiaria. Sería un desenlace innecesario. Están dadas las condiciones para que Argentina haga la mejor transición en 32 años de democracia. Pero si no se ven los peligros a corto plazo, vamos ir hacia un traumatismo innecesario.

Estuvo reunido estos días con el círculo rojo de la economía global. ¿Están siguiendo los eventos en Argentina o ya la han eliminado de su foco?

Hay curiosidad por lo que vaya a hacer el próximo Presidente. Hay una pequeña ventana de oportunidad en la que ven que hay posibilidades de que las cosas mejoren. Pero quieren ver para creer. No nos van a dar un cheque en blanco. Hoy seguimos fuera del mapa.

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