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La industria necesita un nuevo impulso para crecer

¿Qué medidas podrían reactivarla?

25 junio de 2015

La industria está estancada, y varios indicadores lo corroboran. Luego de su formidable crecimiento posconvertibilidad, la reaparición de la restricción externa, el atraso cambiario, la falta de una política industrial más incisiva, el estancamiento de la inversión (y, con ella, de la productividad), la suba de costos internos, los cuellos de botella en materia de infraestructura (la provisión energética es un caso), un consumo internos menos dinámico, un contexto global menos vigoroso y, sobre todo, un estancamiento de la economía se han combinado para empantanar la producción manufacturera y, con ella, al vital empleo industrial. Para volver a crecer y generar empleos de calidad y bien remunerados, claves para avanzar hacia una sociedad menos desigual, la industria necesita un nuevo impulso.

“La industria argentina, que recién en 2011 había recuperado el nivel de producción per capita del año 1974 a partir de incrementos formidables en el nivel producción, productividad, inversión, salario real y empleo entre el año 2002-2011, ingresó a un terreno de menor desempeño en los últimos años. Desde entonces, los resultados fueron discretos. Aun cuando se observa cierta estabilización en los últimos meses, la actividad describe actualmente una trayectoria de relativo estancamiento”, describen los especialistas Diego Coatz (economista jefe de la UIA) y Fernando Grasso (economista jefe de ADIMRA). “El sector industrial se mantuvo práctica mente estancado a lo largo de los últimos cinco años”, apuntan desde Orlando Ferreres y Asociados.

Los ejes

Hecho el diagnóstico, la cuestión ahora es encontrar posibles respuestas superadoras que permitan, una vez más, reactivar el virtuosismo industrial. “Un país como la Argentina debería buscar su especificidad productiva y socioeconómica entre las experiencias de Corea del Sur, algunos países europeos y las transitadas por países abundantes en recursos naturales como Australia, Noruega o Nueva Zelanda”, apuntan Coatz y Grasso. Ese camino implica una “articulación profunda de los sectores intensivos en recursos naturales y los de mayor valor agregado, intensivos en mano de obra y tecnología” y, a la par, “construir capacidades tecnológicas en sectores industriales pero también en aquellos que no lo son tradicionalmente (biotecnología, servicios como el software y desarrollos vinculados a la electrónica)”. Y agregan: “El rol de las compras públicas, una política comercial activa, inteligente y sofisticada de largo plazo, la creación de una banca de desarrollo y el diseño e implementación de un programa coordinado que articule políticas de infraestructura, industrial, tecnológica y comercial deben ser un punto de partida de esta nueva etapa”. El país, agregan Coatz y Grasso, “sigue teniendo un conjunto de fortalezas que la ponen un paso adelante en la región: tecnología de punta en diversas ramas industriales, capacidad empresaria y mano de obra calificada, instituciones y empresas públicas capaces de potenciar la actividad y la inversión productiva (YPF, Invap, Arsat, Conea, CNEA, entre otras) y recursos naturales estratégicos que constituyen pilares sobre los cuales trazar un horizonte con más desarrollo”. En la discusión también debe estar la dimensión federal. Como calcula Leandro Mora Alfonsín (UIA), el 80% de los bienes con valor agregado que exporta el país provienen de la región centropampeana.

El corto plazo

Para el corto plazo, el recetario para la reactivación industrial, dice Grasso en diálogo con El Economista, es más simple. “Es clave volver a crecer”, dice. “La industria no crece porque la economía tampoco crece”, dice Grasso y explica que el 80% de las ventas de la industria tiene como destino final el mercado interno. Para los sectores más vinculados al comercio internacional, un camino posible sería una estrategia de reintegros más extendida y focalizada para compensar los problemas de rentabilidad que sufren algunos sectores por el atraso cambiario, y un aumento en la prefinanciación de exportaciones. En el plano local, para que la economía vuelva a crecer hay que recuperar la “consistencia macroeconómica”, reducir la “incertidumbre” y aliviar la restricción externa. Tareas, dice, que quedarán para el próximo Gobierno.

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