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La política y la economía están desacopladas

La dinámica económica va a estar determinada por la capacidad de conseguir dólares

23 febrero de 2015

(Columna de Marina Dal Poggeto y Martín Vauthier, directora y economista, respectivamente, del Estudio Bein & Asoc.)

En medio de una agenda política revuelta, la agenda económica y financiera parece fluir por otro carril, con una presión cambiaria por el momento bajo control, un tipo de cambio de referencia actuando como semiancla, reservas estables y precios de los activos locales que en las últimas semanas experimentaron una fuerte suba. Algo que puede ilustrarse fácilmente señalando que el #18F coincidió con un precio récord del Bonar 2024 (bono a diez años con una duration cercana a cinco), que llevó el costo de endeudamiento del país a mediano plazo implícito en dicho instrumento a 8,5%, con un título que se encuentra por sobre su valor nominal por primera vez desde que fuera emitido para pagarle a Repsol en mayo del año pasado. Esta pax cambiaria, que se sostuvo en el último tramo de 2014 con las cantimploras que la política consiguió vía la cuenta corriente (acuerdo con las cerealeras) y la cuenta financiera (swap con China, préstamos del Banco de Francia y venta de activos), se prolongó en lo que va de 2015, aunque la expiración del acuerdo con el sector agroexportador, que permitía un flujo continuo de divisas, volvió a reflejar la frazada corta de la escasez implícita en la imposibilidad de sostener las reservas y financiar al mismo tiempo vía pagos de importaciones el aumento en la demanda que la política de atraso genera. Con un BCRA priorizando el sostenimiento del nivel de reservas por encima de US$ 31.000 millones, el manejo del grifo de las autorizaciones de pagos de importaciones volvió a quedar vinculado a los ingresos “discretos” de divisas que pudieran obtenerse por la cuenta financiera. En este sentido, el acceso a los mercados comenzó en la última semana con las colocaciones de YPF y la ciudad de Buenos Aires, que ingresarán gradualmente a las reservas, y ayudan a descomprimir el grifo de las importaciones. La pax cambiaria, que hace que la actual tasa de Lebac “sobre” para seguir absorbiendo parte de la expansión monetaria del último trimestre de 2014, podría entrar en riesgo si la política sigue llevando adelante medidas expansivas (como la suba en las jubilaciones) sin una contrapartida de financiamiento en el mercado (pesos y dólares) que atenúe la dominancia fiscal.

A esto podría sumarse un aumento en la demanda por cobertura en algún momento del segundo semestre, tal cual ocurre en la Argentina en la previa de cada elección presidencial, que podría derivar o bien en una presión sobre la tasa de interés de pesos o bien sobre la demanda “indirecta” de divisas (vinculada más bien a decisiones de tesorería de las firmas, en un contexto donde la oferta de dólar ahorro y el grifo de los pagos de importaciones continúa manejado por el BCRA). La dinámica de los próximos meses va a estar determinada por la capacidad de la gestión actual para conseguir dólares financieros que abastezcan el aumento en la demanda que el atraso cambiario genera. Paradójicamente, la expectativa de cambio político permite en el corto plazo que estos estén disponibles a tasas de entre el 8% y el 9%, el doble que lo que pagan los países vecinos, pero 50% por debajo de lo que Argentina hubiera debido pagar para acceder a los mercados un año atrás aun sin acuerdo con los holdouts.

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