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La Presidenta sigue fuerte

A un año de las elecciones

05 noviembre de 2014

La Presidenta se encuentra, desde un punto de vista político, más fuerte de lo que muchos suponían hace un tiempo y de lo que la propia teoría hubiera presagiado. Cristina enfrenta su último año de mandato, no tiene reelección, su partido viene de perder por varios puntos la estratégica provincia de Buenos Aires, la economía se encuentra en serios problemas, hay opciones competitivas en la oposición y el FpV aun no tiene un sucesor designado que opera como un aglutinador de la tropa. “No es positivo”, diría un ex vicepresidente de Mendoza.

Con todos estos elementos, uno podría suponer que la Presidente estaría mucho más debilitada y que su poder estaría en pleno proceso de licuación. Pero no. El Gobierno mantiene el control de la agenda y la iniciativa política en el país, el sindicalismo opositor perdió poder de movilización, no hay marchas ciudadanas de magnitud como el 8-N de 2012, las mayorías en el Congreso están sólidas, la coalición oficial se mantiene relativamente unida y la Presidenta sostiene una imagen positiva significativa (40%, según la última encuesta de Poliarquía).

“El 2014 seguramente termine siendo el año de era kirchnerista con el desempeño económico más corrosivo para el capital político del oficialismo. En efecto, la severa recesión (que afecta al nivel de empleo) y la fuerte caída de los ingresos reales (con los precios corriendo mucho más rápido que los salarios) debieran hacer mella en el clima social y político. No obstante ello, la imagen pública de la gestión de Cristina parece ser bastante inmune a este clima económico adverso. Tanto para la Universidad Di Tella como para Management & Fit, la aprobación del gobierno nacional ronda el 30%; lejos del apogeo de su popularidad de 2011, pero bastante más alto que lo esperable en las actuales condiciones económicas. A fuerza de relato épico y la referencia a la 'década ganada' (en vez de a su propio mandato), Cristina se las arregla para evitar la licuación de su capital político”, opina Federico Muñoz en su último informe.

Los motivos de este comportamiento son variados y, sin duda, el hiperactivismo legislativo y ejecutivo de los últimos meses ayudó a deslegitimar la sensación de “fin de ciclo” y a alinear la tropa. El peronismo, tan acostumbrado a la traición, está comportándose de un modo mucho más orgánico e institucional que el habitual, y eso también ayuda. Cristina quiere dar la imagen de que sigue gobernando y lo hará hasta el 10 de diciembre de 2015.  La polarización con enemigos impopulares, con el Juez Griesa a la cabeza, vuelve a servirle, una vez más, al Gobierno. “La estrategia del Gobierno para los próximos trece meses será radicalizar y no moderar. En los últimos tres meses, la instalación de la consigna 'Patria o Buitres', le ha complicado al Gobierno la economía real, pero le ha permitido fortalecer su ejercicio del poder. No ha mejorado sustancialmente su posición en la opinión pública, pero el Congreso le aprueba más proyectos que antes, los gobernadores -incluido Daniel Scioli- se muestran públicamente más alineados, la justicia da menos impulso a las causas por corrupción que en el premier semestre y el sindicalismo opositor ha suspendido su plan de lucha. Por esta razón, tratará de mantener esta consigna como eje político el mayor tiempo posible”, opina Rosendo Fraga.

Pero las preguntas más importantes son hacia adelante porque no hay dudas de que semejante capital político, hasta ahora sin alocación, cambiará el panorama electoral que se viene perfilando para 2015. ¿A quién apoyará Cristina? La pregunta, vis-a-vis el acercamiento de los comicios, adquiere relevancia dado los números que arrojan las encuestas.

Lo que ocurra con la economía es clave. Hay cierto divorcio entre “la macro” y las preferencias políticas (similar a lo que acaba de ocurrir en Brasil, donde Dilma ganó con más del 50% de los votos pese al mega-estancamiento brasileño), ¿pero esta podrá continuar si el deterioro de la economía se sigue acelerando? "En materia de actividad, el tercer trimestre fue el peor desde 2008 y el cuarto amenaza con ser aún peor", sostiene Miguel Kiguel. Si la estanflación se extiende durante 2015, las balas podrían llegar a entrar y todo indica que, sin dólares, hacia allí va la economía.

Si, en cambio, el Gobierno logra aliviar la restricción externa, por ejemplo, mediante un arreglo con los holdouts, se podría llegar a generar un veranito en el primer semestre de 2015 que apalanque las probabilidades del candidato oficialista, nominación cada vez más cerca de quedar en manos de Scioli.

En cualquier caso, la fortaleza política de la Presidente, ante una oposición dividida (por ahora) en tres espacios, es un dato insoslayable de la realidad.

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