El Economista - 70 años
Versión digital

vie 29 Mar

BUE 24°C

La fortaleza del dólar

¿Llegó para quedarse?

07 octubre de 2014

(Columna de Florencia Iannantuoni, experta en finanzas)

Desde hace meses se ha venido observando la notable apreciación del dólar contra las demás monedas de referencia como el yen y el euro. En los últimos meses, más precisamente desde julio, esa tendencia se ha acelerado, tal como se puede ver en el Gráfico 1, que muestra la evolución del PowerShares DB US Dollar Index Bullish, un Exchange Traded Fund (ETF), que replica el comportamiento del dólar frente una cesta conformada por distintas monedas como euro, yen, libra esterlina, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo. Pero, ¿qué es lo que motivo esta nueva tendencia?

Gráfico 1.

En primer lugar se puede explicar por la fuerte política monetaria expansiva, aunque hoy en día más moderada, que ha llevado a cabo la Reserva Federal (Fed) en los últimos años como consecuencia de los tres programas de Quantitative Easing (QE). Los mismos han inundado de liquidez el mercado con el objetivo de reactivar la economía y alcanzar los niveles de inflación y empleo deseado. Sin embargo, como los términos apreciación y depreciación de una moneda se miden en términos relativos, no se debe explicar esta tendencia sin mirar qué estaba pasando con las otras monedas fuertes. Específicamente, debe entenderse qué estaba pasando con el yen y el euro.

Gráfico 2.

Para ello, el Gráfico 2 muestra la evolución del dólar en relación a ambas monedas en lo que va del año. La brusca apreciación frente a ambas monedas es también consecuencia de la tímida y tardía respuesta de los bancos centrales europeo (ECB) y de Japón (BoJ) a la crisis subprime en términos de política monetaria. La misma ha sido, hasta ahora, mucho menos expansiva que la de Estados Unidos. Además, se encuentran en pleno proceso, mientras que EE.UU. está cerca de las metas de inflación y actividad planeadas, razón por la cual los estímulos monetarios del QE están cerca de ser retirados. El moderado crecimiento del PIB de China del último año, debido a una importante caída del crecimiento de las exportaciones, el consumo interno y la producción industrial, trae también interrogantes de si el Gobierno de ese país lanzará o no en el corto plazo un programa de estímulo monetario y fiscal. La misma situación es probable que se experimente en el Reino Unido, que para mejorar sus condiciones crediticias en plena recesión, iniciará una expansión en la cantidad de dinero en circulación en la economía. Además, la crisis de la deuda europea ha incrementado la preocupación de los inversores, provocando una lenta fuga de capitales que se refugian, nuevamente, en el dólar.

Sin embargo, el aspecto que más llama la atención de esta apreciación es que está sucediendo en un contexto de curva de tasas totalmente deprimidas en ambos tramos. De esta manera, las razones deben encontrarse internamente en el accionar de la Fed, más que en el accionar de ECB y BoJ. Más aún, con la finalización del QE, que recortará la emisión de dólares de los últimos años, y si ECB y BoJ continúan con un ritmo de emisión alto de sus respectivas monedas, entonces se generará un exceso de oferta de las mismas frente al dólar. Esta situación provocará que el dólar continúe apreciándose al menos por un tiempo.

Entre las consecuencias más destacadas de esta tendencia se encuentran:

Una brusca caída del precio de las commodities: Su precio está medido en dólares y la apreciación está provocando la reversión de los precios relativos de éstas materias primas, que experimentaron un boom durante los últimos años, a los valores que tenían en 2007.

Depreciación de las monedas de los mercados emergentes: Si bien la tendencia de estas monedas en los últimos meses es a la depreciación debido a la fuerte salida de capitales que están experimentando y a motivos internos, la apreciación del dólar provoca que ella se acentúe aún más.

Pérdida de competitividad de sector transable de Estados Unidos: Si bien gran parte de las empresas exportadoras del país se encuentran hedgeadas contra riesgos de tipo de cambio, ésta solución sólo es viable en el corto plazo. A mediano y largo plazos, sus ventas y ganancias pueden disminuir de manera brusca. Adicionalmente, se debe tener en cuenta el posible impacto de este factor en el crecimiento del PIB estadounidense.

En el plano local, sin embargo, lo que preocupa y mucho es qué panorama se espera en 2015 con un precio de la soja que en estos días tocó los US$ 330 por tonelada, ya que según indicaron la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), esta materia prima agropecuaria debería valer 30% más para considerarse rentable. Veremos de qué manera el mundo, y la Argentina, enfrentarán estos nuevos desafíos.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés