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Entre el corto plazo y el 2016

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24 octubre de 2014

Las expectativas empresarias de 2014 pueden dividirse antes y después de Griesa. En rigor, antes y después del no de la Corte Suprema a tomar el caso entre los fondos litigantes y la República Argentina. La situación económica no venía bien, pero luego del lunes 16 de junio el ritmo de deterioro se aceleró y la incertidumbre copó los estamentos ejecutivos y los máximos niveles de las empresas. Lo impensado pasó y la economía entró en un modo de crisis. Semana a semana tenemos novedades, rumores y trascendidos que obligan a las empresas a dedicar parte de su tiempo a entender y/o decodificar lo que está sucediendo. Con todo lo que eso implica en materia de costos económicos y eficiencia, y de expectativas de cara al futuro.

Pero hay un horizonte, lejano, pero cierto: el 10 de diciembre de 2015 las cosas van a cambiar y, como el ser humano vive de las esperanza, para bien. “Los empresarios saben que tienen que llegar hasta ahí. Después verán qué pasa”, opina Luis Secco, quien acompañó a Eduardo D'Alessio en la presentación de la Encuesta Ejecutiva. Mientras tanto, el corto plazo se presenta como un camino amenazante.

Los números

Las variables “reales” de la economía se vieron debilitadas aun más por esta incertidumbre. La encuesta que D'Alessio Irol presenta todos los años (a 165 ejecutivos socios de IDEA), y que en esta edición cumple su vigésimo aniversario, muestra que 65% de los empresarios espera que las perspectivas económicas del próximo semestre será “moderadamente peor” (34%) o “mucho peor” (31%). Más del 70% cree que el semestre que pasó fue malo. Concretamente, 42% espera una disminución de sus ventas (11%, una caída “significativa”).

Caída en las ventas que no tendrá un correlato lineal con el empleo: 52% mantendrá su planta, 17% la aumentará y 31% espera reducirla. “Todavía está muy fresco en la memoria el recuerdo de la dificultad de conseguir talentos en el momento de auge de 2010-2011, cuando la rotación de personal de las empresas era de 20%. Las empresas no quieren destruir valor, es decir, el capital humano que le costó conseguir y/o entrenar”, dice Secco. Las empresas, por tanto, hacen lo posible para retener el personal.

Durante los próximos doce meses, 53% de los empresarios espera una reducción en la rentabilidad de su firma, 28% no espera cambios, 19% espera subas moderadas y sólo 1% una suba significativa de su rentabilidad. El 51% de las firmas reconoció que los aumentos de precios que lograron hacer fueron inferiores a los costos de su mano de obra. Por eso, los esfuerzos estarán puestos en reducir costos vía mecanismos de reingeniería interna de las empresas. Los temas que los empresarios mirarán de cerca en 2015, según la encuesta, son tres: la retención de talentos, la cuestión salarial y la marcha del comercio internacional. Otra preocupación que gana protagonismo es la dificultad para importar: 57% dice que fue perjudicado por esto y sólo 2% dice haberse beneficiado. A la hora de señalar políticas públicas que podrían mejorar la competitividad sistémica del país, se destacan dos: infraestructura, sobre todo energética, y educación.

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