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Pobreza y vulnerabilidad

Nuevas cifras

21 octubre de 2014

(Columna de Jorge A. Paz, economista e investigador del CONICET y director del IELDE)

Casi cinco millones de pobres urbanos en la Argentina; una cifra que inevitablemente invita a realizar un balance de los logros y los desafíos que enfrenta el combate contra la pobreza en el país. ¿Qué se puede hacer en otros ámbitos de la política económica y social mientras persistan niveles elevados de pobreza y desigualdad? De ahí la importancia de preguntarse dónde se está parado hoy, y más aún, dónde están paradas las unidades subnacionales en un país regionalmente desigualitario.

Una pregunta crucial para comenzar la discusión: ¿Qué tasa de pobreza podría considerarse admisible? En esto la respuesta es muy sencilla: la única pobreza admisible es la pobreza cero; y si se piensa que esta es una meta inalcanzable, sólo basta observar la situación de buena parte de Europa que ya dejó de medir la denominada pobreza absoluta simplemente porque ya no hay personas en la sociedad que puedan considerarse absolutamente pobres.

Pero en sociedades como las americanas (incluyo en la lista a EE. UU.), las africanas y varias de las asiáticas, la pobreza monetaria cero es todavía una quimera. Entonces lo que queda para un ejercicio de evaluación, es seguir la evolución temporal de los indicadores de pobreza y concluir acerca de logros y desafíos. En estos países vale quizá plantearse la idea de niveles “socialmente tolerables” de pobreza, más que admisibles. Todos las/os argentinas/ os sabemos que el nivel alcanzado en la crisis de 2001-2002 (superior al 50%) desembocó en un colapso social de magnitud apreciable, habiendo rebasado la tolerancia social.

La situación actual

Así, centrados en la Argentina, puede verse que en 2014 la pobreza por ingresos afecta al 17,6% de la población total, lo que expandido con la población urbana total implica unas 4,7 millones de personas distribuidas a lo largo y a lo ancho del país. Pero sería un gran error generalizar y creer que la distribución de este volumen de población es regionalmente igualitaria. Las asimetrías espaciales son bien acusadas y pueden examinarse con claridad en el Gráfico 1, donde la ciudad de Resistencia aparece con los niveles más elevados de pobreza por ingresos (34%) y Ushuaia con la más baja (2,9%).

Gráfico 1 ? Tasas de pobreza (%) en ciudades de la Argentina, 2014

Si se mira el derrotero temporal de este indicador pueden apreciarse fenómenos interesantes. En la tabla se muestran las diez jurisdicciones más pobres del país en 2004 y en 2014. Si bien hay varias que conservan los altos niveles históricos, en especial varias del NEA y NOA, aparecen en la última medición los partidos del Gran Buenos Aires (GBA) y Córdoba. Este hecho no carece de importancia por el volumen poblacional de estos distritos, los centros urbanos demográficamente más importantes del país.

Los diez peores:

2004

2014

Concordia

70,8

Gran Resistencia

34,3

Jujuy - Palpalá

67,8

Santiago del Estero - La Banda

32,7

Corrientes

64,8

Formosa

26,9

Gran Resistencia

62,1

Corrientes

26,4

Formosa

61,4

Concordia

24,5

Santiago del Estero - La Banda

57,6

Posadas

23,3

Gran Catamarca

57,3

Salta

22,6

Gran Tucumán - Tafí Viejo

56,9

San Nicolás - Villa Constitución

21,2

Salta

56,3

Partidos del GBA

20,8

Gran San Juan

53,6

Gran San Juan

20,0

Así, sólo los partidos del GBA concentran más del 47% de los residentes argentinos pobres, una cifra muy elevada por la estructura demográfica macrocefálica del país. El 53% restante se distribuye entre las otras 35 ciudades para las cuales se dispone de información: Córdoba (6,2%), Mendoza (4,3%) y Rosario (4,2%), aparecen en los primeros puestos por cantidad de individuos pobres, las dos últimas no tanto por su incidencia (no están entre las primeras) sino por el volumen poblacional que concentran.

Vulnerabilidad

¿Cuán lejos están los ingresos de la población no pobre del valor que los convertiría en pobres (línea de pobreza)? Responder a esta pregunta es especialmente importante en una economía que experimenta aumentos de precios y en el que buena parte de la población tiene como parte importante de sus ingresos (sino el total) el dinero proveniente de programas de transferencias condicionadas, como la Asignación Universal por Hijo. En el Gráfico 2 se muestra el valor de este indicador para las ciudades demográficamente más importantes del país.

Gráfico 2. Diferencia entre el ingreso promedio de los no pobres respecto a la línea de pobreza en ciudades de la Argentina, 2014

Puede verse que las provincias del NOA están en situación de alta vulnerabilidad, dado que los ingresos de los que hoy aparecen como no pobres no están muy por sobre la línea de pobreza (Resistencia sólo 0,8 veces por sobre el valor de la línea), como sí lo están por ejemplo, los no pobres de las ciudades de la Patagonia (Ushuaia, con ingresos 4,4 veces más elevados).

Debe recordarse que el estar o no estar en la pobreza es un juego de balance entre el valor de la línea y los ingresos familiares, y que hay buenas razones para pensar que la primera no dejará de aumentar (por inflación) y que la segunda, en una economía sin crecimiento, depende del resultado de pujas distributivas no siempre pacíficas ni con finales de cuentos de hadas.

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