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"La transición se complicó"

Entrevista a Marco Lavagna

05 septiembre de 2014

En diálogo con El Economista, Marco Lavagna, consultor e integrante del equipo de asesores de Sergio Massa, plantea que “el Gobierno todavía está a tiempo y tiene márgenes de maniobra como para evitar entregar el poder en el medio de una crisis pero, por lo que se ve, apunta más a la radicalización que a la busca de soluciones”.

Parecería que la visión sobre cómo será la transición hacia diciembre de 2015 se ha deteriorado sensiblemente en los últimos meses. ¿Usted coincide con esa lectura?

El Gobierno empezó el año con una estrategia clara: salir a los mercados. La economía viene acumulando desequilibrios que en los últimos años se han financiado con emisión monetaria, es decir, con el BCRA como prestamista de última instancia. La idea era que los financistas ahora fueran los capitales externos y por eso en los últimos meses el Gobierno arregló con el Club de París, el CIADI y Repsol. Nada menos que US$ 20.000 millones de nueva deuda. El paso siguiente era arreglar con los holdouts y conseguir fondos para terminar el mandato sin sobresaltos, aunque tampoco sin solucionar los desequilibrios que no tienen nada que ver con los holdouts o la crisis global. Este plan sufrío un problema cuando la Corte no aceptó siquiera enviar el caso al Tesoro, que era lo que esperaba el Gobierno y también la mayoría de los analistas locales. No se ganaron esos seis meses necesarios para que expire la cláusula RUFO y quedó firme el fallo. El Gobierno tuvo una reacción más ideológica y ahora los mercados están totalmente cerrados, estamos en default y con el riesgo de que se caigan otros bonos. En este contexto, los problemas que arrastraba la economía comienzan a tener una presión adicional y la única fuente de financiamiento que le quedó al Gobierno es la emisión, y eso es lo que estamos viendo. El conflicto con los holdouts aceleró los problemas que arrastraba la economía y achicó los márgenes para llegar a 2015 pateando los conflictos debajo de la alfombra.

¿Una transición más complicada debilita la idea de que en 2016 lloverán los dólares y la economía volverá a crecer?

Acelera el deterioro y convierte a la transición en algo más desordenado de lo que uno podría prever. Las correcciones y los efectos son más profundos, y se corre la recuperación hacia más adelante. De todos modos, todavía están a tiempo y tienen márgenes de maniobra como para evitar entregar el poder en el medio de una crisis. Pero, por lo que se ve, apunta más a la radicalización que a la busca de soluciones.

¿La posibilidad de acceder al crédito está descartada o puede activarse en algunos meses?

Todavía está la posibilidad de que el Gobierno busque una solución en enero. Si paga la totalidad del fallo, que no sería lo que yo haría, casi inmediatamente podría salir a conseguir fondos. En algunos sectores, como las provincias, va a ser muy tarde porque el impacto de la no apertura de los mercados ya se está sintiendo y seguramente necesiten algún tipo de financiamiento porque tienen que financiar un agujero fiscal ahora. La que más lo sufre es la provincia de Buenos Aires, pero no es la única.

Las exportaciones y el superávit comercial caen. La inversión y el consumo privado, también. ¿El gasto público es lo único que evita que la economía caiga más?

La actividad va a seguir la tendencia actual. A los factores que mencionas, se le suman otros de carácter institucional, como la Ley de Abastecimiento, que genera incertidumbre en los empresarios, que son los que deciden si invertir o no. Este tipo de señales profundiza la recesión, tendencia que no creo que cambie, cuanto menos, hasta mediados de 2015. El riesgo cambiario puede, además de acelerar la inflación, profundizar esta caída. Se vuelve a hablar ahora de la tensión entre el BCRA y el Ministerio de Economía. Más allá de los rumores, ¿usted ve coordinación o no entre ambos? No veo coordinación. En enero, hubo una fuerte devaluación y una suba de tasas y, del otro lado, no hubo modificaciones. El BCRA quería secar la plaza y no estuvo acompañado por el resto de las políticas. Hoy parece que ya estamos resignados a que la política sea financiada por la emisión monetaria.

La inflación dio un salto de 25/30% a cerca de 40% en el primer semestre. Si bien se menciona el riesgo de una aceleración, parece estable en este lugar. ¿Cómo lo ve?

Dependerá del tipo de cambio. En octubre del 2013, la inflación venía en el orden del 2% mensual. Cuando se devaluó en enero, el ritmo subió a 4/5%. Cuando eso ya se trasladó a precios, se retornó a los niveles previos.

O sea, el gran predictor es el tipo de cambio?

Así es. Si seguís cubriendo los desequilibrios con emisión y aumenta la desconfianza de los agentes, habrá mayor presión sobre el tipo de cambio. Si, como en enero, el Gobierno elige devaluar, eso tendrá un impacto en la inflación porque no hay una política económica detrás.

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“Massa se mete mucho en los temas”

“Se mete mucho en los temas. Es una persona que estudia. Eso pasó con el tema energético, y con otros también. Se puso a estudiar y hoy te habla con un gran conocimiento del tema”, dice Lavagna sobre Sergio Massa, quien se mueve bien en los ámbitos empresarios y últimamente sorprendió con conceptos de management en inglés como payout o gap. Agrega Lavagna que “le gusta conformar equipos y la discusión grupal”. ¿Será, como dijo Néstor Kirchner en su momento, presidente y ministro de Economía al mismo tiempo? “No creo que vaya a querer las funciones que debe tener un ministro. Le interesa estar al tanto y discutir con los equipos. Se está formando un buen equipo y eso habla de cómo piensa gobernar”.

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