El Economista - 70 años
Versión digital

jue 18 Abr

BUE 18°C

Más caro, más corto y más escaso

¿Qué pasa con el crédito?

08 agosto de 2014

(Informe de Luis Varela / [email protected] y facebook.com/varelaluisalberto)

Muchas veces se dice que lo urgente va tapando lo importante. Y, en este punto, mientras la Argentina intenta resolver el duro contratiempo que significa el juicio ganado por los fondos buitre, el proceso inflacionario y las complicaciones económicas internas van generando otra trampa de la que va a ser muy difícil de escapar. Mes a mes, el peso de las deudas empieza a horadar el bolsillo de muchos argentinos: y, como si se tratara de un karma imposible de solucionar, el crédito al que tiene acceso el hombre común es cada vez más caro, cada vez más corto y cada vez más escaso.

Un informe publicado por la consultora First Corporate Finance Advisors hizo notar que durante el segundo turno presidencial de Cristina Kirchner se ha desarrollado un marcado cambio en la composición de los préstamos del sistema bancario al sector privado. En 2011 la masa total de dinero prestado a los privados alcanzaba los $290.000 millones, que fueron distribuidos 42% en préstamos comerciales, 30% en préstamos personales, 14% en tarjetas de crédito, 10% en préstamos hipotecarios, 6% en préstamos prendarios y 8% en otros créditos.

Según datos provistos por el Banco Central al 30 de junio último, la distribución de los tipos de préstamos alcanzó un total de $529.000 millones y ese monto tuvo la siguiente distribución: 38% en préstamos comerciales, 20% en personales, 18% en tarjetas de crédito, 9% en hipotecarios, 6% en prendarios y 9% en otros créditos. Este tipo de composición significa que los montos prestados en tarjetas de crédito le han sacado cuatro puntos porcentuales a los préstamos comerciales. Y esta diferencia es sustancial, ya que los préstamos comerciales en general tienen plazos superiores a 24 meses y tasas sustancialmente inferiores a lo que se cobra en dinero plástico.

Por supuesto, hay una enorme dispersión en el monto de tasa y plazo que cobra cada entidad, pero según los últimos datos de la autoridad monetaria, por préstamos prendarios se están cobrando tasas en pesos del orden del 35% anual, es decir bastante en línea con la inflación estimada, al tiempo que por préstamos comerciales o personales se cobran tasas del orden del 40% y por dinero plástico la tasa ya llega a un notable 50% anual, con algunos casos que incluso superan esa barrera.

¿Qué tiene encerrada esa diferencia? En el arranque del segundo turno con Cristina Kirchner en el Poder Ejecutivo, el 42% de todo el dinero prestado por los bancos era colocado a través de contratos con créditos comerciales, los más largos y económicos de todo el espectro, mientras que el 14% del dinero prestado era canalizado a través de tarjetas de crédito, la forma más corta y cara de todas las ventanillas del dinero disponible. En este momento, al cierre de junio último, los créditos comerciales, que cobran tasas promedio del 40% anual en pesos, bajaron su participación del 42 al 38%. Mientras que el dinero provisto a través de tarjetas de crédito, por el que se pagan tasas superiores al 50% anual, crecieron en su participación de 14 a 18%.

Los préstamos

Pero, además de este encarecimiento, debe decirse que por alguna razón, los bancos están prestando cada vez menos dinero. El total prestado por las entidades financieras a los privados tuvo un crecimiento de $7.416 millones por mes en 2012 y de $9.916 millones en 2013, pero en los primeros seis meses de 2014 esa expansión se desplomó, hasta un crecimiento mensual de apenas $5.166 millones mensuales. Al arrancar la segunda presidencia de Cristina Kirchner, los bancos tenían prestados al sector privado un total de $290.000 millones, al cierre de 2013 esa suma llegaba a los $498.000 millones y al cierre de junio último ese monto llegó a $529.000 millones.

Esta menor expansión en el dinero prestado está mostrando este año una fuerte retracción en el dinero real prestado por los bancos al sector privado, y dentro de lo que se presta, los préstamos comerciales e hipotecarios son los que están mostrando un claro retroceso, en favor de los préstamos con tarjeta de crédito, que mes a mes van ahogando la realidad de los argentinos. Cada argentino, cada familia, es una realidad completamente diferente. Y, por supuesto, la suerte que se consigue en cada entidad también es completamente distinta. Si una persona tiene acceso a un banco oficial y cercano a los centros urbanos, el costo que debe pagar por su dinero es bastante menor. Y si se cae en las garras de algunos bancos privados, sobre todo alejados de los centros urbanos, la aventura de ponerse a gastar con una tarjeta de crédito se puede convertir a la larga en un verdadero dolor de cabeza.

Y para pruebas bien vale un botón. Según datos oficiales provistos por el Banco Central de la República Argentina, a junio último, por dinero prestado a través de dinero plástico la dispersión es enorme (ver cuadro), tanto que en la entidad más barata, por la misma tarjeta, se cobra casi la mitad de lo que se cobra en otros bancos.

El que utiliza tarjeta de crédito emitida por el Banco de la Nación Argentina, tanto Visa como MasterCard, solo por citar dos de las principales tarjetas de crédito, paga por saldos en pesos una tasa anual del 29%, un interés que según los estudios económicos privados está bastante en línea con la inflación real esperada para este año. A partir de ese costo que cobra el Banco Nación, todas y cada una de las entidades del sistema cobran tasas bastante superiores. El Credicoop y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, dentro de la órbita de Daniel Scioli, tienen una tasa del 37% anual (ocho puntos más alta que el Nación), tanto para la VISA como para la MasterCard. El Banco Ciudad le cobra a sus clientes una tasa del 39% anual, tanto en la VISA como en la MasterCard, diez puntos anuales por encima de lo que está cobrando la entidad rectora capitaneada directamente por el Gobierno Nacional. Si los consumidores utilizan bancos privados, los costos van subiendo. El Banco Francés tiene una tasa del 42,3% anual. El Banco Macro cobra 48,5%. El Santander Río pasa a 49,4%. El Galicia ya está en el 50,9%. El Hipotecario en el 51,9%. El Itaú se ubica en el 53,9%. Y arriba de todo, en un cabeza y cabeza para ubicarse en el escalón más caro de todo el espectro están en Banco Sáenz, que cobra (según lo publicado en el Banco Central) una tasa por saldos de dinero plástico del 55,8% anual y el Banco Comafi sorprende con un 55,9%.

El impacto

¿Qué significan estas tasas para el bolsillo de un argentino medio? Para entender el peso de estos números es interesante poner un ejemplo muy usual: Imaginemos que a una familia se le rompe un lavarropas. Entonces se ve obligada a ir a una de esas tiendas que venden artículos para el hogar, y compró en los primeros días de enero de este año un lavarropas medio por aproximadamente $7.000. Esa venta tendrá un régimen normal de cuotas que derivará en un pago de $700 por mes, con un pago total anual de unos $8.400. Ahora bien, imaginemos que esa familia no puede cumplir mensualmente con el pago total de la cuota, entonces caerá en el régimen de pago de saldos, y la tasa pasará a ser otra. Si el atraso es general y la cuota nunca puede ser pagada a tiempo, y el dinero queda enredado en el dinero plástico, con el Banco Nación terminará pagando casi $760 por mes, lo que significará unos $9.000 en todo el año.

¿Qué le ocurrirá a la familia que tenga tarjeta en otro tipo de banco? Si el plástico es con el Bapro, pagará $800 por mes, unos $9.600 totales. Si es con el Banco Ciudad, pagará $810 pesos por mes, lo que da $9.720 totales. Con el Francés, el pago será de $830 por mes, lo que da un total de $9.960. El Macro cobrará $867 por mes, $10.400 en total. El Santander Río $870 mensuales, $10.440 en total. El Galicia, $880 por mes y $10.560 en total. El Hipotecario $887 mensuales y $10.640 en total. El Itaú $900 por mes y $10.800 en total. Y, arriba de todo, el Sáenz y el Comafi cobrarán unos $910 por mes, unos $10.900 en total. O sea, si la familia en cuestión tuvo la suerte de entrar por la puerta del Banco Nación, el más barato de todos, pagará ese lavarropas con un costo de $760 por mes, unos $9.000 en todos el año. Y si recurrió a los bancos más caros según los datos publicados por el Banco Central de la República Argentina, terminará pagando $910 por mes, unos$ 10.900 en total, lo cual significa que el lavarropas el costará la friolera de 21% más caro.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés