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Mercado automotor

Tras un año récord, se viene uno flojo

24 enero de 2014

(Informe de Luis Varela / [email protected] y facebook.com/varelaluisalberto)

Finalmente, tal como venimos anticipado desde hace varios meses, el año 2013 resultó para la plaza automotriz argentina un éxito completamente fuera de escala, sin ningún tipo de precedente. Después de que se patentara un promedio de unos 350.000 autos anuales entre los años 1990 y 2005, la política kirchnerista de alentar el consumo para fomentar el desarrollo del sector industrial logró cifras que jamás nadie había soñado. Entre las temporadas 2006 y 2010 la venta anual escaló hasta unos 550.000 autos cada doce meses. En 2011 y 2012 el número increíble escaló hasta 850.000 autos anuales. Y en 2013 se logró un escalofriante registro de 955.023 vehículos.

El peso del crédito

Eso sí: buena parte de las ventas, bastante más de lo usual, se colocó a crédito. Hasta 2010 inclusive, más del 65% de lo que se vendía era al contado y apenas 35% se financiaba. Mientras que en el 2013 se vendió apenas 58% al contado y 42% a crédito. Y este mes se está vendiendo 55% contado y 45% financiado.

El grueso de lo que se financia (el 17% de la venta total) es con planes de ahorro; 12% en con financieras de las terminales y otro 12% con créditos bancarios. La empresa que más vende financiado es Fiat (62% del total) y la que menos despacha a crédito es Toyota (apenas el 19,8% de sus ventas).

Con tasas de interés muy bajas, muy negativas respecto del proceso inflacionario, la compra de autos se transformó en algo así como un refugio. Un cuarto de millón de familias acomodadas se acostumbraron a cambiar el auto 0km cada tres años, tratando de vender la unidad usada antes de que el vehículo comprado perdiera la garantía de fábrica, que liberaba de reparaciones si el desperfecto no venía de un choque. Esta fenomenal expansión del mercado automotor se convirtió en un proceso con elementos a favor y circunstancias muy en contra.

El dato positivo fue, sin dudas, la comodidad, el servicio y la menor polución de miles de unidades nuevas en el parque. Pero el costado completamente negativo fue un cúmulo de demoras en el tránsito por la cantidad de unidades circulando y una gigantesca salida de dólares de la Argentina, ya que la mayor parte de los autos vendidos fueron importados y los armados en el país también tuvieron mayoría de piezas originadas en el exterior.

Según estudios privados, el sector automotor generó en 2013 un rojo del orden de los US$ 9.700 millones. Semejante cifra, que vació de dólares al país junto con el déficit energético y el turismo de los argentinos en el exterior, se alcanzó a pesar de lograrse una exportación ciertamente importante, aunque estabilizada en una meseta desde 2010 a esta parte. Conocido el vicio por los autos adquirido por los argentinos, con dos males directos como el embotellamiento y la fuga de dólares, el Gobierno decidió tomar medidas y generar una obligada abstinencia en los desesperados compradores.

Mientras las reservas del Banco Central se reducían, la conducción económica resolvió cortar la droga automotriz: muy en línea con lo que ocurre con la industria de los cigarrillos, le pone límite a la importación y le coloca un impuesto de grandes proporciones a la venta de los autos más caros. Por un lado, el Gobierno le solicitó directamente a las diez plantas que arman autos en la Argentina que reduzcan por lo menos 20% la cantidad de autos que importan desde el exterior y un achicamiento del 27,5% para los importadores, ya que esa compra está generando una gigantesca fuga de dólares.

Esta medida tendrá, seguramente una secuela inesperada. La mayor parte de los autos que se importan desde el exterior vienen de Brasil, que es a la vez el mercado que se lleva de la Argentina el 85% de las exportaciones. Le cerramos la puerta al que más nos compra. Y por otra parte, el duro tributo que se aplica desde este mes tiene dos escalas: es del 30% para autos con precio neto antes de impuestos de entre 170.000 y 210.000 pesos y del 50% para vehículos con precios netos antes de impuestos mayores a 210.000 pesos. Por supuesto, la sociedad acomodada toma esta prohibición y esta mayor presión impositiva como un abuso de parte del Estado, con un Gobierno que espera recaudar sumas jugosas de los bolsillos de quienes sigan comprando autos, para cubrir un gasto público que se sigue expandiendo casi sin límite. Con este impuesto y con este límite a la exportación, la franja de autos baratos, 0 Km. de hasta 170.000 pesos, no tendrían demasiado impacto en lo inmediato.

Pero los vehículos que se venden por sumas superiores, sobre todo los que superan los 210.000 pesos se despiden de un 2013 de fiesta para entrar en 2014 con subas de precios que en algunos casos llegarán al 60% o más. Sólo para tener una idea concreta del impacto que tendrá este límite a las importaciones y este nuevo impuesto en los autos más caros, se puede decir que un vehículo que se vendía a 330.000 pesos precio final al público hasta diciembre, desde enero se está vendiendo en 520.000 pesos. O sea, por el mismo auto, se deberán pagar 190.000 pesos más que hace unos pocos días, por lo que este tipo de unidades quedarán completamente fuera de mercado para un importante número de bolsillos argentinos. No hay que olvidar, además, que estos nuevos precios de venta generarán temblores secundarios también muy pesados para los bolsillos argentinos.

Los productores de seguros están calculando que los autos de alta gama tendrán un fuerte incremento en sus primas, con subas del 30% en las cuotas mensuales, por arriba del proceso inflacionario.

Los pronósticos

Con este nuevo esquema, los gerentes de las terminales auguran un 2014 con una fuerte reducción en las ventas. Pronostican que seguirá lejos el sueño de entrar al selecto club de los 18 países del mundo que venden más de un millón de autos al año. ¿Cuál sería la caída del mercado en 2014? “Después de una venta anual de 950.000 autos en 2013, calculamos que este año iremos a un mercado total argentino de unos 790.000 autos, casi 17% menos que el año pasado”, puntualizó Pablo Sánchez Liste, director de Comunicaciones de Peugeot Argentina. Pero esta reducción puede sufrir una poda todavía más grande, ya que el Gobierno está completamente en crisis, con un déficit fiscal que llega al 5% del PIB, y con una inflación que ya está superando el 30% anual. Si los precios de los autos baratos, inferiores a 170.000 pesos, suben por la inflación, pueden entrar en zona del nuevo tributo, con lo que más unidades pueden sufrir una abusiva suba de precio por los nuevos tributos, si el Gobierno no cambia las escalas, como vino haciendo con Ganancias y otros impuestos.

A todo esto, se avizora el surgimiento de una difícil zona de conflicto. Al tiempo que las empresas deberán afrontar un achicamiento de mercado, uno de los gremios más cercanos al Gobierno propuso que las paritarias de este año se cierren trimestralmente, en contra de la idea oficial de que superen el año de discusión para evitar constante suba de las expectativas inflacionarias.

El titular del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), Ricardo Pignanelli, dijo: “Creo que arrancamos mal todos los años cuando decimos en enero que va a haber 25% de inflación. Para combatir la inflación tenemos que plantear trimestralmente el aumento salarial. Eso sería una forma de combatirla. Trabajar con el trimestre anterior. Cada tres meses tenemos que valorar cómo anduvo la industria, y ahí pedir”.

O sea, el 2014 se viene con un coctel con tres ingredientes explosivos: límite a las importaciones, suba del impuesto interno y paritarias con discusiones cada 90 días. Y, por si fuera poco, del otro lado de la frontera tendremos un Brasil que empezará a tocar el timbre, diciendo: si nos limitan lo que les vendemos, les empezaremos a comprar menos a ustedes. Sin dudas, el ruido de los motores será intenso. Sin dudas, se viene una temporada llena de incógnitas, que podrá alterar algunas de las cifras dejadas por el 2013, a saber:

Los tres modelos más vendidos del año pasado fueron el Volkswagen Gol (58.485 unidades en todo el 2013), el Chevrolet Classic (37.080) y el Renault Clío (33.334). En 2012 los tres más vendidos habían sido el VW Gol, el Chevrolet Classic y el Peugeot 207.

Los tres modelos más fabricados en la Argentina fueron la Toyota Hilux (94.468 unidades en todo el 2013), la Volkswagen Amarok (67.037) y el Fiat Palio (61.768). El podio casi es integrado únicamente por camionetas, ya que en cuarto lugar quedó la Ford Ranger (con 53.464 vehículos).

El año pasado las terminales mandaron a concesionarias 963.917 autos, 16,1% más que en 2012. De esa cantidad, el 62,8% fueron autos importados y el 37,2% restante fueron vehículos nacionales, armados con el 68% de piezas importadas.

La empresa del año fue la francesa Renault: arrancó con el 13% de las ventas totales y terminó arañando el 20%. Volkswagen hizo el camino inverso, desde el 19% del mercado se achicó a menos del 17%. Lejos quedan Chevrolet con el 14% de las ventas, Peugeot y Fiat con el 8% cada una. Y Toyota con el 6%.

En ventas totales, el 2013 fue casi 12% más abultado que el patentamiento total de 2011 y 2012. Y si se cumplen los pronósticos, el 2014 será el peor año de 2010 a esta parte.

El total de autos armados en la Argentina en 2013 fue de 791.007 vehículos, 3,5% más que el 2012. En realidad, la fabricación está prácticamente estancada desde hace tres años, a pesar de las ventas récord del mercado interno.

La exportación experimenta un movimiento parecido. En 2013 se mandaron al exterior 433.295 vehículos, 4,8% más que en 2012. Este nivel exportador está amesetado desde el 2010 en adelante.

Brasil sigue concentrando el grueso de las exportaciones. Sobre la venta total al exterior, el mercado se llevó en 2013 el 85,8%, Europa captó el 4,3%, México el 2,7%, Colombia el 2,2% y Uruguay y Chile el 1,6% cada uno.

Sobre el 100% de los autos patentados en el país, el 34% se registró en la provincia de Buenos Aires, el 17% en Capital Federal, el 9% en Córdoba, el 8% en Santa Fe y el 4% en Mendoza.

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