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El dólar "blue" en la Argentina

¿Qué nos dice la Historia?

29 enero de 2014

(Columna de Eliezer Baschkier, escrita en el marco del seminario de Economía y Medios de la Universidad de San Andrés)

El primer cepo cambiario en la Argentina data de noviembre? de 1931. Al igual que sucede con otros fenómenos económicos (hiperinflación, por ejemplo), el país tiene mucha experiencia en controles a los mercados de divisas. Más de la que se cree habitualmente. A los menores de treinta años, esta dinámica quizás les resulte nueva, pues el último período con mercados cambiarios desdoblados estuvo comprendido entre 1982 y 1989.

Sin embargo, hubo numerosos episodios entre 1933 y 1989 que están descriptos con gran detalle en el libro “El control de cambios en la Argentina” de FIEL. ¿Vale la pena repasar qué pasó? En este caso particular, la historia tiene algunos patrones que se repiten. El desafío está en encontrarlos y darles una utilidad.

¿Por qué se implementa?

La razón por la que se impuso el primer cepo cambiario, allá por 1931 cuando el tipo de cambio era de pesos por libra, fue que al abandonar Gran Bretaña el patrón oro se produjo un aumento en la presión especulativa contra el peso. En 1982, el motivo por el que fue necesario el control de cambios fue de nuevo una corrida contra el peso, en este caso motivada por la fuga de capitales ante la desconfianza que generaba el país por haberse involucrado en la Guerra de las Malvinas.

En los dos casos anteriores, así como en la mayoría de los episodios analizados en el libro de FIEL, el hecho que motivaba la implementación del control de cambios era una persistencia en la salida de capitales, que se reflejaba en déficit en la balanza de pagos. Esto solía estar acompañando por un tipo de cambio real apreciado que no era sostenible en el tiempo. Las características anteriores se pueden observar nuevamente en el episodio más reciente: ante una fuga de capitales anual promedio de US$ 10.000 millones entre 2009 y 2011, en las primeras semanas de noviembre de 2011 se anunciaron las medidas iniciales para controlar el mercado cambiario. Además, a partir de 2009 se observó una reducción en el superávit comercial, motivado en gran medida por el retraso cambiario que producía una pérdida de competitividad.

Otro hecho que se observa en la historia cambiaria argentina del Siglo XX es que el control se mantenía aún después de que pasara la presión especulativa. ¿A qué se debía esto? Si bien en algunos casos era por inercia, tener el tipo de cambio oficial sobrevaluado tenía un claro beneficio: se abarataban las obligaciones en moneda extranjera, tanto para el sector público como para el privado. Esto no es para nada trivial en una economía con altos índices de dolarización. Además, permitía evitar que cayeran en picada las reservas del Banco Central.

En el caso actual, un claro beneficio que se deriva de los controles es el subsidio al déficit energético. Según un informe de la situación energética nacional de YPF, en 2011 la Argentina pasó de ser exportador a importador neto de energía. Como la importación de energía es en dólares, mantener un tipo de cambio oficial sobrevaluado “abarata” estos pagos.

Sin embargo, tener un mercado cambiario desdoblado puede no ser una solución definitiva para los problemas de balanza de pagos. El investigador de la Reserva Federal de EE.UU. Steven Kamin, en un artículo en el que analiza empíricamente el mercado cambiario argentino de 1981-1990, muestra que un aumento en la diferencia entre el tipo de cambio paralelo y el oficial lleva a que se subdeclare un mayor volumen de exportaciones. Esto representa una menor entrada de divisas por exportaciones, lo que acentúa el déficit de balanza de pagos aún con controles de cambios.

Otro factor de gran importancia en un país con historia inflacionaria como la Argentina es que el tipo de cambio nominal funciona como un ancla de los precios. Tomando en cuenta que existen bienes e insumos productivos que son importados, una devaluación oficial llevaría a un pass through más veloz, es decir, a una transmisión de la pérdida de valor de la moneda a precios en menor tiempo. En un trabajo de investigación realizado por Juan Manuel Cabello, se muestra empíricamente que los países con historia inflacionaria tienen un pass through más veloz. En un contexto de alta inflación como el actual, es probable que exista un temor en la administración pública de que al unificar los mercados se produzca una aceleración mayor del ritmo al que vienen subiendo los precios.

¿Cuándo se lo saca?

Finalmente, un dato interesante que se observa en muchas experiencias pasadas: el control de cambios no suele ser sacado por la administración que lo implementó. Considérese como ejemplo el episodio de 1982-1989: el mercado cambiario, desdoblado a principios de la década, recién fue unificado a fines de 1989, después de las elecciones presidenciales. En el caso actual, el Gobierno declara que no se va a devaluar, y aplica cada vez más medidas para tratar de controlar la situación (un claro ejemplo es el reciente aumento en el cargo para compras con tarjetas de crédito en el exterior). Si la historia tiene razón, tendremos que esperar hasta 2015 para ver la reunificación cambiaria.

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