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Restricción externa

¿Será más severa en 2014?

13 noviembre de 2013

(Columna de Lorenzo Sigaut Gravina y Juan Pablo Paladino, economista Jefe de Ecolatina y

Subgerente de Economía, respectivamente)

El freno de la actividad impulsó una recuperación del superávit comercial en 2012 (US$ 12.500 M vs. US$ 10.000 M en 2011). En cambio, este año la expansión del nivel de actividad cercana al 3% indujo una reducción del excedente comercial que estimamos cierre apenas por debajo de los US$ 10.000 M.

Como se observa en la tabla, por el crecimiento del PIB este año se profundizará el déficit industrial en aproximadamente US$ 3.350 M y el rojo energético en US$ 3.750 M. Pero gracias al incremento del excedente de la agroindustria en US$ 4.450 M, el intercambio de bienes cumpliría la meta oficial y descendiendo sólo US$ 2.650 M. El problema es que no esperamos un nuevo aumento del saldo de dólares de la agroindustria para 2014.

De hecho, pese a que aún es muy temprano para estimar las cantidades de la próxima cosecha agrícola, la trayectoria declinante de los precios internacionales hace prever una caída en el excedente de divisas del sector. La primera conclusión que obtenemos es que si el año que viene el PIB trepa 3% y cae moderadamente el ingreso de agrodólares, el saldo comercial desaparece. La única forma de preservar el superávit de US$ 10.000 M es privando al sistema productivo de insumos importados básicos para el crecimiento (energía y productos industriales).

El Ejecutivo puede sacrificar la meta de un saldo de US$ 10.000 M para no frenar la actividad, pero esto implica, ceteris paribus, profundizar aún más el ritmo de caída de las reservas. De hecho, pese a conseguir un elevado superávit comercial este año, el stock del BCRA caerá US$ 10.000 millones. Lamentablemente, si la pérdida de activos externos del Central se acelera en 2014 no se va a poder mantener la estabilidad cambiaria. Para evitar este escenario crítico, sería deseable que a fines del año que viene las reservas netas por lo menos superen los elevados vencimientos de deuda pública de 2015.

En síntesis, el dilema que se plantea en 2014 consiste en cómo conseguir divisas y/o moderar la salida dólares, para poder financiar el crecimiento de la actividad.

Sortear la restricción

Si bien hay diversas políticas que se pueden implementar, podemos diferenciar tres fuentes primarias de ingreso y/o ahorro de divisas: I) endeudamiento externo en sus diversas formas, II) moderar el déficit de turismo y III) no pagar el Cupón del PIB en 2014.

Respecto del punto i), el Ejecutivo ha dado señales de acercamiento a los mercados financieros. Entre ellas destacan el pago a cinco empresas extranjeras con sentencias firmes en el CIADI y Uncitral para destrabar financiamiento del Banco Mundial; la reapertura del canje y el paso atrás en cuanto al anuncio de cambio de legislación de los bonos performing en Nueva York y un acercamiento al FMI para evitar sanciones por problemas en las estadísticas públicas (el IPC Nacional no se confeccionará en el edificio del Indec sino en el del Ministerio de Economía). De todas maneras, la estrategia para traer capitales no apela exclusivamente a la zanahoria: el BCRA acaba de prohibir el financiamiento local de grandes empresas exportadoras (léase cerealeras) para que traigan fondos frescos del exterior y se amplió el uso del BAADE para que empresarios entren dólares declarados al país.

En cuanto al turismo (II), no sabemos exactamente qué medida tomará el Gobierno (más impuesto, cupos al gasto en divisas con tarjeta o desdoblamiento), pero sí tiene que detener la fuga de divisas por este rubro, puesto que el rojo sectorial podría equiparar este año a todo el superávit comercial. Vale destacar que a diferencia de las trabas a las importaciones, el impacto de esas medidas sobre la actividad interna es nulo (podría ser, incluso, levemente positivo).

Por último (III), sobreestimar el crecimiento de 2013 como lo viene haciendo el Indec implica que a fines del año que viene tengamos que malgastar divisas por casi US$ 3.000 M. Decimos malgastar porque, bien medida, la actividad no debería gatillar el pago del Cupón del PIB. La paradoja es que sólo reflejar la realidad permitiría un mayor crecimiento en 2014, ya que relajaría un poco la restricción externa.

Está claro que la fuerte caída de reservas observada este año no debe repetirse y que el menor aporte de divisas de la agroindustria proyectado para el año que viene deja un margen muy estrecho para crecer. Si el Ejecutivo no modera el déficit de turismo, regala el Cupón del PIB y no amplia el financiamiento externo, la actividad no crecerá en 2014. Si toma medidas en los tres frentes mencionados, puede aspirar a una expansión acotada.

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