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Presupuesto 2014

Otra vez sopa

13 septiembre de 2013

(Columna de Maximiliano Castillo Carrillo, director de ACM)

A diferencia de lo ocurrido en los últimos años, el Gobierno Nacional parece decidido a apurar el trámite legislativo de algunos proyectos de ley clave, entre ellos el del Presupuesto Nacional para el próximo ejercicio fiscal. De hecho, y antes de lo previsto por la propia ley de Administración Financiera, el jueves 12 se presentó el Proyecto de Presupuesto para 2014 e, incluso, ya se comenzó a debatir en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados.

Evidentemente, el apuro por tratar esta iniciativa obedece a la mayor debilidad relativa que tendría el oficialismo en el Congreso si, como indican la mayor parte de los sondeos de opinión, se profundiza el mal desempeño electoral del kirchnerismo en las próximas elecciones de octubre. De hecho, las autoridades parecen intentar conseguir el mismo grado de discrecionalidad en el uso de la herramienta presupuestaria que en el pasado, confirmando una vez más que no se realizará ninguna modificación en el rumbo de la gestión de la política macroeconómica. Sin embargo, las propias condiciones políticas y económicas limitan esta estrategia.

Los números

Nuevamente, el escenario macroeconómico sobre el que se sustenta la proyección de recursos vuelve a estar completamente alejado de cualquier previsión relativamente razonable. En efecto, las autoridades esperan un aumento del PIB real de 6,2% el año próximo luego de estimar un aumento de 5,1% para 2013. Bajo estos supuestos, el crecimiento real del segundo semestre de este año sería de 0,1% mensual, indicando una clara desaceleración de la economía durante el segundo semestre. Si este fuera el escenario, la actividad debería acelerarse el año próximo nuevamente a un promedio mensual de 0,8% para alcanzar la pauta prevista.

También llama la atención el significativo crecimiento de 9,2% previsto para las exportaciones, cifra que es difícil congeniar con las moderadas perspectivas para la cosecha agrícola y las ventas externas de automóviles.

En contraposición, el aumento de los precios minoristas sigue siendo reducido (10,5%) a la luz de las estadísticas alternativas y oficiales que indican una inflación de 24,5%, por ejemplo, de acuerdo a los datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

En esta línea también se ubican las estimaciones del tipo de cambio nominal, que prevén para el año próximo un promedio de 6,33$/US$, cifra que implicaría una depreciación nominal de 16,1% interanual y de “sólo” 10% de punta a punta, contrastando con la dinámica observada en los últimos meses que mostraron una devaluación en torno a 21% interanual. Más allá de que los propios fundamentals de la economía impiden prever un escenario de este tipo sin un cambio significativo en las políticas macroeconómicas, lo cierto es que la mayor apreciación real prevista también choca con el dinamismo esperado para las exportaciones.

En realidad, este contexto macroeconómico parece sobreestimar el crecimiento y subestimar la inflación, razón por la cual el aumento efectivo de los ingresos tributarios en 2014 podrían estar relativamente en línea con la pauta oficial que estima un mejora nominal de los ingresos impositivos de 25,5%, dinamismo que se está observando este año. En efecto, las previsiones iniciales para 2013 señalaban un aumento de la recaudación de 22,7%, sólo 5,4 puntos porcentuales por debajo de lo observado hasta agosto inclusive, cuando la recaudación aumentó 28,1%. Más aún, posiblemente esta diferencia se reduzca teniendo en cuenta las recientes modificaciones sobre el Impuesto a las Ganancias y el Monotributo.

El gasto

De todas maneras, una de las pautas que vuelve a generar mayores dudas es la estimación para el gasto. Las autoridades esperan un crecimiento nominal de las erogaciones primarias (sin considerar intereses) de 15,6% interanual, un aumento que no contempla un ajuste razonable sobre los salarios y/o las asignaciones familiares, entre otros. A su vez, implicaría una marcada caída en el ritmo de la inversión pública, pasando de un incremento de 50% durante este año a un ritmo de 12,9% en 2014. De alguna manera, la autorización de gastos que contempla el Proyecto que se discutirá en los próximos días vuelve a incluir en mayor parte el “arrastre estadístico” que deja la ejecución de este año. Así, si se aprobara el proyecto tal como ha sido presentado, se requerirán nuevas ampliaciones en 2014, en línea con lo que ha ocurrido en los últimos años.

Otra oportunidad perdida

En definitiva, y pesar de la intención oficial, el trámite legislativo para aprobar este proyecto promete ser más arduo para la bancada oficial que en períodos previos, no sólo por la mayor debilidad relativa del oficialismo en el Congreso, sino también por la propia realidad económica y las características del proyecto presentado. Además, teniendo en cuenta que la subestimación de los recursos probablemente no sea muy significativa, el margen de maniobra para usar discrecionalmente recursos excedentes será más reducido.

En este sentido, el uso intensivo y excesivo que se ha hecho del financiamiento del Banco Central reducen las posibilidades de utilizar esta fuente de “recursos” para financiar el gasto sin ampliar las crecientes expectativas de devaluación e inflación. Finalmente, también es importante señalar que en la búsqueda de mayor discrecionalidad en la ejecución de Presupuesto, las autoridades siguen degradando una de las herramientas más importantes para la ejecución de la política macroeconómica, mucho más en momentos de alta y creciente incertidumbre, como el actual.

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