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El Gobierno en su trampa

Reservas vs. crecimiento

07 agosto de 2013

(Columna de Amílcar Collante, economista y miembro de CESUR cesur.com.ar/home)

Desde la instalación del cepo cambiario, la economía argentina debió olvidarse del crecimiento a “tasas chinas” (entre 8% y 9% anual) para acostumbrarse a un crecimiento escaso (entre 1% y 2%) en el mejor de los casos o, directamente, al estancamiento. Asimismo, las exportaciones argentinas tuvieron una marcada caída. Pese a que el cepo tenía como objetivo resguardar a las reservas internacionales, desde octubre de 2011 se perdieron US$ 10.300 millones del Banco Central (-28%). Consecuentemente, se fue derrumbando otro pilar del modelo: la acumulación de reservas.

Por otro lado, para mantener el saldo comercial y evitar una caída mayor en el nivel de reservas el Gobierno adicionó al “cepo” otra medida: la restricción de importaciones. Sin embargo, esta última política no tuvo en cuenta que los bienes que produce la Argentina necesitan de componentes importados, tanto los que se venden en el mercado local como los que se exportan. Por ello, las restricciones a las importaciones generaron un menor nivel de actividad, menor crecimiento, una caída en las exportaciones del país y su consecuente efecto negativo sobre el saldo comercial (efecto no deseado). Es decir, una política que pretendía “asegurar” el saldo comercial terminó achicándolo.

En los últimos dos años, el Gobierno está continuamente “emparchando” un modelo económico que funcionó bien entre 2003 y 2007. Y que hoy, a diez años de su inicio, sufre un agotamiento lógico. Ya no existen ni superávit gemelos, ni se acumulan reservas, tampoco tenemos un tipo de cambio competitivo. En este momento el Gobierno se encuentra atrapado en su propio dilema: crecer versus no perder reservas. Por momentos se prioriza el crecimiento y, por otros, se preservan las reservas.

Lo claro es que el faltante de dólares hace que no se puedan cumplir los dos objetivos simultáneamente.

Si analizamos el año 2013, el Gobierno apuntó los primeros meses al crecimiento ?con vistas a la elección legislativa?, minimizó al dólar paralelo (diciendo que su suba era “estacional”) y liberó importaciones. Con el correr de los meses, las reservas iban en caída libre, las importaciones aumentaban rápidamente ?especialmente en combustibles y energía? y el dólar paralelo se disparaba por encima de los $10. Esto llevó al Gobierno a volver nuevamente al cuidado de las reservas. En mayo comenzó otra vez a restringir las importaciones (e indirectamente al crecimiento). Este dilema tiene el efecto “frazada corta”, y el Gobierno no sabe qué frente atacar primero. Y tanto su discurso como sus medidas se llenan de ambigüedades, idas y vueltas e inconsistencias.

En los últimos meses, el faltante de dólares comenzó a desesperar al Gobierno. Esto se tradujo en medidas como el blanqueo de capitales y el acuerdo con Chevron. El blanqueo ha tenido una bajísima aceptación: sólo han ingresado hasta el momento US$ 10 millones. En el mismo sentido, el acuerdo por decreto entre YPF y la empresa Chevron, a tan solo 14 meses de haberla nacionalizado, muestra el nivel de improvisación del Gobierno.

Esta etapa del modelo se podría titular “todo por un dólar” en la cual se dejan a un lado los principios éticos y el discurso oficial, con tal que ingresen unos dólares más al país. Por ello, el Gobierno muestra vaivenes en sus decisiones y ambigüedades en la política económica. En lo que resta hasta octubre, estas idas y vueltas seguirán y quizá se liberen nuevamente las importaciones cerca de la elección para generar el efecto sobre el crecimiento (a costa de menos reservas). Pero luego de la elección necesariamente se deberá realizar un plan integral, incluyendo la política monetaria (con un programa monetario creíble), fiscal (con reformas impositivas y reducciones en los subsidios a las empresas de servicios públicos) y cambiaria que permita dar sustentabilidad a la economía sin tener que pasar por un estrangulamiento externo.

Todo esto paradójicamente se da en un mundo donde los dólares sobran.

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