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Desendeudamiento

La deuda pública se redujo US$ 108.000 millones

07 agosto de 2013

La deuda pública tuvo un rol protagónico en las últimas décadas financiando un nivel de consumo que a los argentinos nos hacía creer que estábamos en el primer mundo, pese a que la industria desaparecía, el desempleo aumentaba y la pobreza escalaba. En los '70 y los '90 esta práctica generó una montaña de deuda pública que empezó a intimidar a los acreedores; se cerraban los mercados y subía el riesgo país.

Cuando ya no quedó nadie que financie la bicicleta y los desesperados ajustes sólo empeoraban la situación, más pronto que tarde se anunciaba un nuevo default.

1976-2004: años de endeudamiento

El incremento de la deuda pública salió a escena con la última dictadura que, llamativamente, disponía de fluido financiamiento desde el exterior. Según datos del FMI, la deuda pública era del 13,8% del PIB en 1976 y escaló a 46,7% para 1983, con estatización de la deuda privada incluida. La deuda pública se elevó de US$ 7.800 millones a US$ 43.600 millones (M, en adelante) tras el paso de la dictadura (+460%), que antes de irse declaró la guerra y el default.

Si bien durante la segunda mitad de la década de los '80, Latinoamérica comenzó a renegociar su deuda externa en default fue recién con el Plan Brady a principios de los '90 cuando se regularizó su situación. El acuerdo dio nuevamente un inmediato acceso a los mercados financieros, una vez que los nuevos gobiernos democráticos de la región se comprometieron a pagar lo adeudado. En el caso de la Argentina, la renegociación terminó con un nuevo stock de deuda pública de US$ 64.000 M para 1992.

Con la vuelta a los mercados, la Argentina lideró nuevamente un nuevo ciclo de endeudamiento público. En el transcurso de la convertibilidad, la deuda pública se incrementó a un ritmo de casi US$ 9.000 M anuales, al pasar de US$ 64.000 M a US$ 144.000 M, minutos antes de anunciar un nuevo default en 2001. Entre 2002 y 2004 la necesidad de compensar a ahorristas por la crisis de la convertibilidad, rescatar cuasi monedas de todos los colores, renegociar con provincias toda la deuda en default, más los intereses que corrían de la deuda pública en default, los pasivos del Estado sumaban un nuevo récord: US$ 191.000 M para 2004 (124% del PIB).

2005-2013: años de desendeudamiento

En 2005 llega el canje de deuda y se inicia el período de desendeudamiento del Estado. El canje en sus dos etapas logró una adhesión voluntaria del 92%, y redujo el monto adeudado en US$ 48.000 M, además de reducir el pago de intereses y alargar plazos para su pago. También cambió una parte de legislación y la moneda de denominación. Los intereses de la deuda renegociada se pagaban con un superávit fiscal de 3% del PIB. Pero la crisis internacional y sequía local de 2009 pulveriza el superávit fiscal. Ese año el Gobierno estatiza las AFJP para hacerse del flujo de los aportes (1,1% del PIB), además de reducir el stock de deuda pública en manos privadas en otros US$ 35.000 M. Ahora bien, para 2010 el mundo se recuperó de la crisis y la sequía quedó atrás tras un nuevo récord de producción agropecuaria.

No obstante, nunca volvió el superávit fiscal. Peor aún, el déficit primario comenzó a escalar para llegar a 2% del PIB en 2012. El deterioro fiscal fue superior a 5 puntos entre 2008 y 2012, su mayor parte producto de una nueva montaña, esta vez, de subsidios energéticos. Desde el 2009 a la actualidad el Gobierno nunca procuró recuperar el superávit fiscal y, como política de Estado, comenzó a pagar la deuda pública con en las reservas acumuladas en los años mozos del modelo. Hasta fin de 2012, el Gobierno destinó US$ 35.000 M de las reservas del BCRA para pagar la deuda pública y continuar con el desendeudamiento, pese a que no tiene superávit fiscal ni acceso a los mercados financieros. Simple: cancela un pasivo con un activo.

En definitiva, entre la quita que se logró con el canje de deuda (US$ 48.000 M), la estatización de las AFJP (US$ 35.000 M) y el uso de reservas del BCRA (otros US$ 35.000 M) se explica la contracción de US$ 108.000 M del stock de deuda pública entre 2005 y 2012, aun considerando el incremento por casi US$ 10.000 M por capitalización de intereses y CER.

La oportunidad

A fines de 2012, la deuda pública en manos privadas y organismos internacionales sumó US$ 83.000 M (18,8% del PIB). De ellos, US$ 25.000 M se adeudan a organismos internacionales y US$ 58.000 M a privados, pero que poseen US$ 35.000 M en moneda extranjera. En 2004, la deuda pública neta per capita era de US$ 5.000 y actualmente es de US$ 2.000 (-60%). La deuda intra sectorpúblico suma 26% del PIB. Poco más de la mitad está en manos del BCRA y el resto,en manos de la ANSES y el Banco Nación. Vale recordar que todos los países tienen deuda intra sector público. Según el FMI, es del 20% del PIB en EE.UU. (su mayor parte en manos de la Fed), 25% en Italia, 34% en Brasil, 15% en Perú y 5% en México.

Los números son elocuentes y el desendeudamiento es un hecho. Este año se necesita sólo US$4.800 M para afrontar todos los pagos de la deuda pública a privados y organismos en moneda extranjera, equivalente a 1% del PIB (se eleva a 1,6% si se suma los pagos en moneda local). En contraste, en 2001, entre intereses y vencimientos de capital, se necesitaban US$ 20.000 M (8,0% del PIB), mitad para pagar intereses y la otra, para vencimientos. Una magnitud que superaba incluso las reservas del BCRA. Al respecto, cancelar deuda externa con reservas no es una estrategia desacertada cuando las reservas no rinden intereses.

Lo que es desacertado es que el Gobierno financie su déficit de pesos de 2,5% del PIB y crea que monetizarlo no genera inflación, cuando tiene que dibujar el Indec para taparlo y poner controles de cambios para demorar la consecuente devaluación de la moneda local. En suma, los '70 y los '90 endeudaron al país para financiar el consumo feliz mientras la economía se destruía, avanzaba el desempleo y se generalizaba la pobreza. Esa deuda fue un lastre que impidió el crecimiento y sumó todavía más frustraciones, materializadas en la crisis de 2001. Pese al notable esfuerzo que hizo la sociedad para pagar lo adeudado, todavía hoy la Argentina tiene pleitos internacionales en tribunales del exterior por la resaca de esa deuda pública. Una disminución de la deuda pública en US$ 108.000 M implica un ahorro público en pago de intereses no menor a US$ 5.400 M anuales a las tasas de interés que accede Brasil (5%).

Por primera vez en décadas, la realidad argentina es otra: se sacó de encima el peso de la deuda, cerrando otra herida que dejó el paso de la dictadura y la convertibilidad. Si bien no dispone de la fortaleza macroeconómica de sólo unos años atrás, tampoco tiene la debilidad estructural de décadas previas.

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