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¿Será un fenómeno político?

Msssa pone mucho en juego en estas elecciones

02 agosto de 2013

Sergio Massa, al igual que todo político con deseos de ascender, debe pasar por tres etapas, opina el sociólogo Ricardo Rouvier. La primera es la comunicacional. Sin ser conocido ni atractivo para la sociedad no hay proyección política posible. Massa ya se “graduó” en esta etapa. Es un personaje conocido en casi todo el país, y no sólo en Tigre o en la vasta provincia de Buenos Aires. Genera expectativa y, cuando habla, muchos lo escuchan.

La segunda etapa es la electoral, es decir, traducir ese capital comunicacional en votos. Sin votos, tampoco hay proyección política posible. Pronto tendremos un veredicto al respecto. Los indicios (las encuestas) son alentadoras para el intendente de Tigre. Obtener 30% de los votos en la provincia, como auguran las encuestas más conservadoras, equivale a unos 2,7 millones de votos. No es poco para una campaña que se lanzó hace menos de dos meses. Si, además, la victoria es contra el Gobierno Nacional, la victoria vale doble.

Pero muchos políticos han naufragado entre esta etapa y la tercera: la etapa política.

Esta consiste, según Rouvier, en traducir esos votos en atracción de poder. Lograr que se acerquen nuevos votos y, sobre todo, actores con peso institucional, desde legisladores provinciales hasta gobernadores. Allí estaríamos en presencia de un “fenómeno político”, dice Rouvier. Y el veredicto al respecto vendrá, si las urnas dan el visto bueno, en los próximos años. La política argentina está repleta de presidenciables que nunca florecieron.

El objetivo de Massa, inconfesado públicamente pero operativo a nivel práctico, es pelear por la Presidencia en 2015. Sabe que Cristina no podrá postularse y apunta a atraer a una parte del peronismo que verá en él una carta ganadora. Con una oposición no peronista también debilitada, y un discurso “atrapa todo” y a tono con la época, también apunta a los sectores tradicionalmente más refractarios al PJ. Es una hoja de ruta ideal y que, por supuesto, no le será fácil.

Aún si fallara, sus 41 años le auguran, probablemente, nuevas oportunidades. Massa apuesta mucho en estas elecciones y, si le va bien, obtendrá su dividendos. Con una carrera sucesoria que se largará tarde o temprano, será una figura para mirar muy de cerca.

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