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El cepo cambiario "no debe ser permanente"

Entrevista a Agustín D'Attellis

03 mayo de 2013

El economista Agustín D'Attellis, miembro de la graN maKro y docente de la UBA, dialogó con El Economista sobre las oscilaciones del dólar paralelo y sobre cuáles son las medidas necesarias para levantar el cepo cambiario.

¿Qué factores están moviendo al alza al dólar paralelo?

Lo que está por detrás de los movimientos del dólar paralelo son las expectativas, que están manipuladas por el pequeño grupo que maneja este mercado reducido. Como es ilegal, no hay estadísticas pero se habla de que se operan diariamente unos US$ 20-30 millones. Esto les permite a los operadores manejar el mercado y manipularlo con escasos volúmenes, jugando con subas o bajas en base a los rumores, las medidas económicas u otras cuestiones. A su vez, el Gobierno intensificó las visitas a los lugares sospechados de realizar esta operatoria, lo que restringió aún más la oferta e hizo subir el precio. En base a estos controles, los operadores que siguieron llevando a cabo esa actividad internalizaron en el precio de venta un riesgo aún mayor.Esto demuestra que no son las variables económicas las que están detrás de los movimientos en el precio del paralelo. El precio del paralelo no tiene ninguna relación con el resto de las variables macroeconómicas. Aún entendiendo que algunos sectores de la economía tienen atraso cambiario, en ningún escenario surge que el tipo de cambio de equilibrio debería ser de $ 9,60 como los que estamos viendo (N. del R.: la entrevista se realizó el jueves 2, cuando el dólar paralelo cotizó a ese precio). Tiene la lógica propia de una burbuja financiera: sube por la creencia de que mañana va a subir. Algunos de los que compraron pueden perder, y mucho, cuando el mercado piense que el precio se infló demasiado y haga una corrección.

Entonces, ¿no hay que tenerlo en cuenta, como plantean algunos desde el Gobierno?

No, hay que tenerlo en cuenta.No es sencillo, pero hay que intentar controlarlo. El riesgo que se corre es una desestabilización macro.Si esta brecha de más de 80% se extiende en el tiempo, los agentes pueden empezar a internalizar ese valor del dólar como referencia y trasladarlo a precios. Si los empresarios, acostumbrados a medir su rentabilidad en dólares, internalizan ese valor del dólar buscarán trasladarlo a los precios. El otro riesgo es que genera una incertidumbre tal que congela la actividad en ciertos sectores. El más directo es el inmobiliario y de la construcción, dos sectores importantes para la economía. Como históricamente se manejó con el dólar, hoy nadie encuentra un valor de referencia para cerrar una operación inmobiliaria por la volatilidad del dólar blue.

Los mayores controles por parte del Estado, como dijiste, hacen subir el precio al achicar la oferta. ¿No hay otros medios de intervención?

En primer lugar, hay que hacerlo porque es una actividad ilegal. El efecto no deseado es que se contrae la oferta y sube el precio. Siempre habrá operadores dispuestos a asumir el riesgo y, por lo tanto, el precio sube. No hay muchas herramientas para controlar intervenir en un mercado así. Personalmente, creo que la solución de ir a un desdoblamiento cambiario sería equivocada porque genera incentivos cruzados y va en contra de la inversión productiva. Por eso es clave trabajar sobre las expectativas y hacer que vaya cesando la demanda.

Pero es difícil cambiar las expectativas cuando el paralelo tiene un rendimiento tan superior a los instrumentos típicos, como los plazos fijos?

Sí, es difícil. Como dije, hay que trabajar sobre las expectativas pero, mientras tanto, hay que avanzar en medidas más estructurales, como crear instrumentos de ahorro en pesos. Es fundamental para calmar las expectativas y evitar que gran parte del ahorro en pesos que hay no se fugue al paralelo y sí se canalice a la inversión. La reforma del mercado de capitales se está reglamentando y va a estar lista en los próximos meses.

¿Sería factible unificar los mercados, es decir, levantar el cepo cambiario?

Tener un mercado restringido, como pasa con el oficial hoy en día, es una medida transitoria en respuesta a un ataque especulativo contra la moneda doméstica que arrancó a finales de 2011 en un contexto particular en el frente externo. No se puede pretender mantener un mercado restringido y controlado de esta manera de manera permanente. Pero hay que tener en cuenta cuándo se levante. Hay que ser responsables. Si hoy, con las expectativas como están y con la carencia de instrumentos de ahorro en pesos, tendrías una corrida muy fuerte sobre el dólar oficial por la creencia de que está barato y, por ende, una devaluación muy fuerte, que es lo que la política económica está tratando de evitar por sus efectos nocivos sobre los salarios y el poder adquisitivo de los trabajadores. No hay que ceder a las presiones devaluatorias. Aunque hay que ir atendiendo, como dije, las situaciones de competitividad de diversos sectores exportadores y, por eso, el BCRA aumentó la tasa de devaluación a casi 25% anualizado. Además, esto se da en el marco de acuerdos de precios y de salarios que están intentando que las variables converjan a esos niveles. Una vez que estos cambios se internalicen en las expectativas y haya una mayor oferta de instrumentos de ahorro en pesos, sí se deberían empezar a relajar los controles cambiarios.

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