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La Trinidad energética

Las incógnitas de 2013.

29 diciembre de 2012

(Columna de Fernando Navajas, economista jefe de FIEL)

No hay mejor momento que una nota de cierre de año para invocar conceptos navideños y acomodarlos al mensaje a trasmitir. La unidad detrás de la palabra Trinidad a que nos vamos a referir son el plan energético, las instituciones del sector y la formación de precios. El plan es la existencia de un diagnóstico coherente frente a escenarios realistas que proyecten los desafíos y las acciones de la política energética a viente años. Muchos países en América Latina tienen esto, pero la Argentina no. Las instituciones del sector son a su vez una trilogía que incluye a quien hace el plan, quien regula al sector y quienes (como CAMMESA) coordinan a los agentes del sector. Muchos países de la región también tienen una separación clara de estos roles con un enfoque moderno; la Argentina no los tiene. Los precios son las señales fundamentales que coordinan a la oferta y la demanda de modo sostenible y coherente con las proyecciones del plan. Varios países también tienen estos precios; la Argentina definitivamente no los tiene.

El punto general es que cualquiera sea el análisis e información o proyección de los datos sectoriales uno no tiene que perder la referencia a la trilogía antes mencionada. ¿Qué es lo más importante que hay que esperar en 2013? Señales contundentes que anuncien el comienzo del final del “energocrunch” 2002-20?? Eso es, en mi opinión, muy poco factible que ocurra. El hecho más destacado del sector energético en 2012 fue, sin duda, la expropiación y reorganización de YPF. Pero el hecho más significativo en cuanto a desempeño del sector es que esto no le ha hecho ni cosquillas a la caída tendencial de la producción de gas natural que, con los datos hasta octubre, continúa firme a niveles cercanos al -2% anual.

Esto constituye la esencia del problema a resolver. Porque la velocidad a que logremos migrar tecnológicamente hacia la explotación de recursos no convencionales es lo que (sobre todo a nivel de expectativas) va a marcar la detención o reversión de los efectos de déficit gemelos equivalentes a 3% del PIB en cada caso (externo y fiscal) generados esencialmente por el sector gasífero. Mientras tanto, la verificación de la tendencia declinante de la producción de gas está demoliendo a la teoría conspirativa según la cual la oferta caía por un problema empresarial, porque Repsol-YPF “se guardaba” el gas y que inspiró frases audaces respecto a que la oferta iba a saltar (como un yo-yo) en la segunda parte del año.

Nada de eso está ocurriendo y si el gas no brotó como maná con el cambio de conducción de YPF es porque ?como habíamos demostrado en un paper académico con mobile casino Diego Barril? el problema es estructural, no empresarial. Ergo, haber adoptado un diagnóstico empresarial para revertir la crisis puede llevarnos a un fracaso si no se entiende que dotar a YPF de poder no es un sustituto de la trilogía de la política energética. Es que el problema es tan estructural como, por antonomasia, económico. Y se vincula con crear un marco que, basado en un plan energético y en instituciones, permita que las señales de precios funcionen.

Lo que estamos viendo es un proceso de búsqueda desesperada de socios para financiar un plan de inversiones que tiene que correr a una velocidad de US$ 7.000 millones por año y, en el primer año, puede que siquiera se logre juntar la mitad. Los precios que se están anunciado para motorizar la oferta de gas tienen el problema que pueden no ser creíbles, porque no está claro qué va a pasar si no se trasladan a la demanda. Es decir que el plan y las instituciones son cruciales para otorgarle compromiso y credibilidad a los anuncios de precios. La gran confusión de la Argentina de fines de 2012 es creer que se va a avanzar internalizando de facto todas las funciones de la política energética en YPF (y lateralmente en CAMMESA).

Esto es una confusión de roles mayúscula. Porque nada puede reemplazar a una política bien diseñada e implementada.

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