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La economía de 2013

Las decisiones que deberá tomar la Casa Rosada.

09 noviembre de 2012

El análisis sobre cómo se comportará la economía argentina se ha centrado, últimamente, en el contexto externo. Si bien los precios de los productos primarios, el crecimiento de Brasil y de los demás emergentes y los dilemas del mundo desarrollado, entre otros factores, serán determinantes, no serán los únicos a tener en cuenta. Hay que mirar, obligatoriamente, a lo que ocurra en el país. Especialmente, a dos factores: la producción agropecuaria y las decisiones de política económica.

El Estudio Bein (EB) mantiene liderando el grupo de los optimistas y proyecta un alza de 5% del PIB en 2013. En su último informe expresó que ese pronóstico depende del impacto que finalmente tenga El Niño, que se viene portando de manera traviesa, sobre la cosecha. Es probable que en las próximas semanas aparezcan previsiones de producción inferiores a las conocidas hasta ahora. El buen dato es que, hasta el momento, los precios se mantienen. Dada la relevancia del valor de la cosecha en el ciclo económico, será un tema a seguir de cerca a medida que se acerque la temporada estival, un período crítico para los cultivos.

Pero la variable fundamental, según EB, es la estrategia económica que tendrá la Casa Rosada.

En los próximos meses, habrá que examinar cuatro variables fundamentales del tablero macroeconómico. La primera, el grifo importador: “¿Estará o no dispuesto el Gobierno a financiar en la transición ?hasta que aparezcan los dólares de la próxima cosecha en marzo y abril de 2013? con alguna caída en las reservas, necesaria para financiar el aumento de las importaciones resultantes de estrategias de consumo e inversión defensivas frente al impuesto inflacionario en un contexto de restricciones al mercado cambiario?”. La segunda, la estrategia del Banco Central: “¿Seguirá el BCRA retirando vía colocaciones de letras y notas parte de los pesos del mercado que previamente emitió para financiar al Fisco y convalidando la suba en la tasa de interés de los depósitos a plazo?”. La tercera, ya a comienzos de 2013, será la puja distributiva: “¿Siendo 2013 un año electoral, seguirá o no firme el Gobierno como este año en el intento de bajar la nominalidad de las paritarias? Trascendió el objetivo de 20% como tope para cerrar las negociaciones el próximo año. Esto no es fácil cuando 2012 cerraría con una tasa de inflación algo más alta que la de 2011 y un estancamiento de los salarios en términos reales”. Y, cuarta, la estrategia fiscal: “¿Se cumplirán o no las proyecciones de un menor impulso fiscal en 2013, frente a un gasto privado que va a mejorar liderado por Brasil, el salto en la cosecha, el aumento en la oferta de dólares de una vez resultante, y la baja en la tasa de interés generada por la abundancia de pesos? ¿O fue sólo una estrategia política para obtener la aprobación del Presupuesto?”. Sería, de concretarse, la primera vez que en el discurso oficial aparece la lógica keynesiana de utilizar la política fiscal en forma contracíclica cuando el ciclo se vuelve a favor. “Hasta ahora, Keynes se aplicaba cuando el ciclo jugaba en contra y Keynes se olvidaba cuando jugaba a favor”, dicen desde EB. Un dato a favor es que la recaudación crecería 30% en 2013. Son preguntas sin respuestas y que moldearán la economía (y, sin duda, la política) en 2013, y también en 2014.

¿Cambio de modelo?

Un reconocido consultor de la city denomina la actual fase del modelo con el acrónimo CIP: estímulo al Crédito, Intervención estatal creciente y Proteccionismo. Según este consultor, el CIP es una variación del modelo predominante y surge del límite que impone una macroeconomía mucho más ajustada: “El Gobierno parece haber entendido que tiene restricciones de financiamiento”. Sin embargo, este nuevo modelo no logrará estimular la demanda privada (consumo e inversión) de manera significativa. Las buenas noticias en 2013 vendrán del frente externo, dice el consultor, y aventura una expansión de 3% (o un poco más) del PIB para el año que comenzará en menos de dos meses.

Quizás el cambio más distintivo de este “nuevo” modelo sea la moderación fiscal, tal como lo anticipó el viceministro de Economía, Axel Kicillof, en el Congreso. De hecho, en los últimos meses se observa cierta moderación de la política fiscal y una menor tasa de expansión del dinero primario. Cuidar la caja en pesos ha implicado tomar medidas impopulares, como otorgar un aumento jubilatorio bajo para septiembre 2012-febrero 2013 (esta partida explica una parte muy importante del gasto público), frenar la obra pública, ajustar las transferencias a las provincias y no aumentar el mínimo no imponible de Ganancias.

En 2013, el Gobierno deberá ser creativo para minimizar el impacto de la moderación fiscal esperada sobre su base electoral.

Más allá de repunte esperado por todos los consultores privados en la tasa de crecimiento en 2013, el kirchnerismo ya no podrá colocar todas sus expectativas en la economía. “En todo caso, las dudas residen en el mayor o menor consenso social que genera este camino frente a una economía que naturalmente va a dar menos alegrías que en los últimos años en términos de crecimiento de PIB, empleo y de los ingresos reales”, se cuestiona el Estudio Bein. En términos electorales, la economía de 2013 jugará más a favor que la de 2009, pero menos que la de 2011.

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