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El crecimiento 2013

Los drivers serán externos.

30 octubre de 2012

(Columna de Fausto Spotorno, director de Research de OJF & Asociados)

En términos generales, las perspectivas de crecimiento para el 2013 son mejores que para las de este año. En los primeros nueve meses del año la economía estuvo prácticamente estancada según el Indice General de Actividad (IGA-OJF) y difícilmente estas cifras puedan modificarse sustancialmente en lo que queda del año. Para el 2013, esperamos un crecimiento económico que podría estar en torno al 4%.

Sin embargo, esta performance dependerá más bien de factores externos, como el crecimiento de Brasil, la performance de China y otros países emergentes, el precio de la soja y el clima. Los factores internos como la menor competitividad industrial, la caída de la inversión durante 2012, el mal ambiente de negocios y las restricciones a las importaciones tienden a debilitar el crecimiento.

Según el Departamento de Agricultura de EE.UU., en 2013 la cosecha de soja en la Argentina podría ser de 55 millones de toneladas, lo que implica un crecimiento del 34% respecto a la de este año. En lo que se refiere al maíz, se espera un aumento de la producción de 7 millones de toneladas y para el trigo esperamos en OJF un alza de poco más de un millón de toneladas. De esta manera, la cosecha total podría crecer casi 26% el próximo año. El impacto directo de esta mejora en la cosecha explicaría algo más de 1 punto de crecimiento para el PIB. Si a esto se le suman los impactos indirectos (sobre transporte, industria aceitera, comercio mayorista, intermediación financiera, etcétera) podría explicar casi 1,7 puntos porcentuales de crecimiento para el próximo año. Todo esto depende del clima, en primer lugar y del precio internacional de la soja, en segundo lugar. Si las temperaturas y el régimen de lluvias son los adecuados, es posible que la cosecha de todos los granos alcance las 106 millones de toneladas, casi 3 millones de toneladas por encima del récord de 2011.

El precio de la soja tiene importancia en lo que se refiere a los impactos indirectos que se mencionaron anteriormente. Sobre el precio de la soja pesan factores fundamentalmente internacionales y diría que en principio son dos: los stocks finales y la demanda por parte de China. Los stocks finales continuarán siendo bajos y aunque van en aumento, aún pueden esperarse precios relativamente altos de la soja, aunque probablemente por debajo de los precios máximos alcanzados este año. Pero esto no implica que no haya ciertos riesgos. En 2010/2011 los stocks finales de la soja alcanzaron las 70 millones de toneladas y, luego, con la sequía latinoamericana de la campaña 2011/2012 bajaron a 53 millones. Para la campaña 2012/2013 se esperan que suban a 57 millones de toneladas. Pero estas estimaciones todavía están afectadas por la campaña norteamericana del 2012, que también sufrió una sequía. Al momento de la próxima cosecha argentina, los mercados van a estar mirando no sólo la producción de Latinoamérica sino que también pueden estar empezando a influirse por la cosecha de EE.UU. de la campaña 2013/2014 sobre la que todavía no sabemos nada, pero a priori se podría pensar que será mejor que la de este año.

Por lo pronto, todo indica que en 2013 la producción sojera será mejor a nivel mundial y que los stocks tenderán a subir. Adicionalmente, la demanda de China y Europa, que son los principales importadores, parece sostenerse. Sin embargo, aquí las posibilidades son más hacia una reduccción de la demanda que hacia el alza de la misma. Naturalmente, la economía europea aún sigue mostrando cierta inestabilidad en el crecimiento y, por ahora, continúa existiendo la posiblidad de mayores conflictos económicos que afecten el crecimiento. Por otra parte, China está mostrando cierta desaceleración y se espera que el crecimiento de este país baje hasta 7,4% anual. Incluso, aparecieron algunos datos sobre el crecimiento del consumo energético que resultaron aún más preocupantes. Por ello, si bien la perspectiva es a una demanda sostenida de soja, el riesgo de una baja en la demanda es más alto que la posibilidad de una recuperación.

Por el lado industrial, la clave es Brasil. La recuperación del crecimiento de Brasil se ha hecho esperar más de lo previsto. Pero a partir de ciertos datos positivos de los últimos tres meses, el nivel de optimismo en relación a un despegue en 2013 se ha generalizado entre los analistas económicos e instituciones internacionales, entre ello, el FMI. Algunos factores del frente externo, una mejor cosecha y el arrastre estadístico que dejaría los últimos meses de este año dan motivos para fundamentar esta recuperación argentina.

Frente interno

Sin embargo, la caída actual de la inversión y el menor margen del Gobierno para aplicar políticas fiscal y monetaria anticíclicas muestran que el nivel de crecimiento para 2013 puede ser menor al esperado. Los límites al crecimiento son más bien internos. La debilidad de las cuentas fiscales exige un cada vez mayor uso de financiamiento inflacionario por parte del Tesoro Nacional, presionando sobre los precios. Esto fue quitando competitividad al peso argentino, generando una restricción externa que exigió medidas poco convencionales como los controles en el mercado de cambios. La inversión se vio limitada por el contexto inflacionario, que desincentiva el ahorro y por las restricciones a las importaciones. De esta manera, la inversión durante el 2012 acumuló una caída de 8,9% anual durante los primeros 9 meses del año. Por lo tanto, difícilmente la capacidad instalada logre crecer lo suficiente como para permitir un mayor crecimiento durante el año entrante.

En síntesis, si bien durante el 2013 esperamos un mayor crecimiento económico, éste va a depender principalmente de las condiciones externas, como el crecimiento de Brasil, de China, de los precios de la soja y de cuestiones climáticas. Las condiciones internas, por el contrario, son más bien limitantes para el crecimiento. Un ejemplo de esto son las importaciones de combustibles. Si las condiciones internacionales fueran muy favorables y la Argentina tendiera a crecer más de lo previsto, se originaría un cuello de botella en materia energética, lo que aumentaría las importaciones de combustibles y podría llevar a mayores restricciones sobre las importaciones, lo que a su vez puede dañar el crecimiento.

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