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¿Hay un milagro peruano?

Un recorrido por la estructura del "milagro".

28 agosto de 2012

(Columna de opinión de Marcos Leonetti, economista y director del sitio laeconomiaonline.com)

Perú anda de parabienes y no deja de recibir buenas noticias. Inversiones que ingresan al país, mejoras en la calificación de la nota soberana por parte de la calificadora de riesgo Moody's por mantener “políticas fiscales y macroeconómicas prudentes”. A pesar de que “si bien el presidente Humala intentó enfocarse en la inclusión social, desde que asumió el cargo ha demostrado su compromiso de mantener políticas fiscales y macroeconómicas prudentes y de respaldar el continuo desarrollo de la industria minera, contrariamente al temor de que sus medidas llevaran a un deterioro fiscal y que decidiera dar un enfoque más intervencionista a la economía”, afirmó la calificadora.

Una docena de años creciendo al doble del promedio de América Latina, ha triplicado el PIB en 10 años, redujo la pobreza en 15 puntos y, además, lo acompañó con una inflación baja. Sería de esperar que las grandes inversiones colaboren con un país que ha transcurrido su historia a la par de exacciones colonialistas.

Recorramos la estructura de este milagro económico latinoamericano. Perú es líder a nivel regional en producción de oro, plata, cinc, plomo, estaño y telurio y es el primer productor mundial de plata y segundo de cobre y cinc. Respecto de la revalorización de los recursos naturales con que la región se vio beneficiada, vale la pena esta aclaración: el oro, en la última década, se revalorizó 6,8 veces; la plata, hasta 10 veces; el cinc, hasta 6 veces; el plomo, hasta 9 veces y el cobre, 4,6 veces (a modo de referencia, la soja en el mismo período se revalorizó 2,3 veces). Perú ha quintuplicado la inversión externa y más que sextuplicado sus exportaciones (61% de ellas son metales).

El costo del milagro

Perú recibió US$ 15.000 millones en inversiones en el sector minero entre 1999 y 2009 por parte de todas las empresas mineras, pero también se debe mencionar que cinco mineras en sólo cinco años (2005-2009) se llevaron US$ 20.000 millones de utilidades. Muchas de las operaciones a gran escala se ubican entre las unidades productivas de menor costo unitario de las mineras internacionales. Con el 35% de rentabilidad anual, en tres años recuperan la inversión.

Perú tiene una extensión total de 128 millones de hectáreas de las cuales tiene más de 20 millones concesionadas a industrias de minería según catastro minero nacional de Perú, más de 50 millones a petroleras y más de 8 millones de hectáreas a forestales (es decir, suman 80 millones de hectáreas), lo que implica que más del 60% del territorio está “loteado” a concesiones extractivas mineras, petroleras o forestales, principalmente a empresas privadas trasnacionales, de acuerdo a la Agencia de Promoción de la Inversión Privada de Perú (ProInversión).

Las áreas concesionadas a las empresas mineras incluyen comunidades campesinas y ocupan ríos, lagos, montañas, partes de glaciares y, en algunos casos, poblaciones. Un estudio de minería presentado en la Universidad de San Juan databa que en 2006 había 97conflictos socioambientales de los cuales 20 eran con empresas mineras, y en 2010 los conflictos habían aumentado a 246 en total, de los cuales 125 eran con mineras, según cifras publicadas por la oficina de la Defensoría del Pueblo, en Perú. Es decir, más del 70% de los conflictos socioambientales son creados por empresas mineras. En las zonas donde se desarrolla toda la riqueza del Perú es donde hay una explosión de conflictos sociales.

Un análisis con datos de INEI (Instituto Nacional de Estadísticas e Informática de Perú) de la evolución de los salarios versus las utilidades de las empresas entre 1991 y 2009 explicaba que mientras los salarios representaban el 30,1% del PIB en 1991, para 2008 habían descendido al 21%. Las utilidades de las empresas en 1991, en general, eran del 52,7% del PIB y para 2009 habían subido su participación al 63%.

El subempleo y desempleo representan más del 50% de la PEA nacional. En el mismo sentido, la pobreza alcanza a la mitad de los peruanos. Entre 2002-2010, el PIB per capita en términos reales se elevó 50%, pero el salario real del sector privado subió 9 % y los sueldos en el sector público se redujeron 3%.

El coeficiente de Gini en las principales regiones de explotación de industrias extractivas, donde se supondría que el efecto riqueza se puede desarrollar con mayor intensidad, por el contrario, ha tenido variaciones negativas en más de 10 puntos porcentuales. Es decir, se ha profundizado la desigualdad. Mientras el PIB per capita entre 1997 y 2004 se mantuvo constante y la desigualdad se redujo (el Gini cae de 0.41 a 0.38), la pobreza aumentó. El problema está en que el consumo calculado por las encuestas de hogares no se corresponde con el consumo alcanzado por las cuentas nacionales. Esto es así porque los sectores de muy altos recursos no contestan a la ENAHO con lo cual, corrigiendo hacia arriba el Gini (procurando reflejar el consumo de los hogares ricos) el Gini pasa del 0.37 al 0.6.

Cajamarca, región núcleo del milagro económico, en 1993 estaba en el puesto 19 entre los 24 departamentos de Perú en cuanto al Indice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas y, para 2009, descendió al puesto 20, según un informe sobre Desarrollo Humano en Perú.

Respecto de los pasivos ambientales informa el FONAM (Fondo Nacional de Ambiente), hay más de 2000 ?en 66 cuencas de un total de 100? que tiene Perú. Casi todas las cuencas cuyas vertientes van hacia el Pacifico tienen pasivos ambientales. La agencia Moody's no tiene en cuenta todos estos costos, pero dan sustentabilidad a un “milagro” como el peruano.

Hoy es imposible pensar nuestras vidas sin estos recursos naturales disponibles y terminados en productos. La industria, la salud y los alimentos, se proveen de la minería, el petróleo o la madera. Necesitamos concebir un modelo de desarrollo con conciencia ambiental. Si la rentabilidad de las industrias extractivas es tan alta y, en términos relativos, tan bajo el costo de explotación, es de esperar que las zonas concesionadas sean compensadas y se comparta con ellas el efecto riqueza de las empresas.

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