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¿Cómo responderá el Gobierno al nuevo escenario?

La estrategia para contener la desaceleración.

08 junio de 2012

La situación económica viró negativamente en los últimos meses. De una simple desaceleración se pasó al temor de una estanflación. Todas las consultoras han reducido sus proyecciones de crecimiento. La tendencia a la baja de las proyecciones, coinciden los analistas, sólo puede ser revertida por una fuerza: la política económica del Gobierno. El problema, sin embargo, es que ha sido la propia política del Gobierno la que ha causado la reducción en las proyecciones.

“La pregunta del millón es qué hará el Gobierno cuando se dé cuenta que la economía está en estanflación y su popularidad está cayendo rápidamente”, se pregunta el último informe de Econviews, la consultora dirigida por Miguel Kiguel. “La principal preocupación es que el Gobierno se ponga impaciente y se frustre con el resultado de sus políticas sobre la producción y, por ello, implemente nuevas políticas heterodoxas para estimular la economía”, concluye. Para la consultora, los controles sobre el mercado cambiario y el comercio continuarán. A pesar de que estima un superávit comercial de US$ 13.000 millones, “seguirá la falta de dólares”.

A diferencia de otros momentos, el Gobierno no tiene espacio para implementar políticas fiscales y monetarias contracíclicas.

Según Econviews, el BCRA aumentará el ritmo de devaluación de tres centavos mensuales (promedio del primer trimestre) a un rango de 4-6, lo que colocaría el tipo de cambio oficial en $ 4,80-$4,85 a fin de año. El Estudio Bein (EB) cree que la devaluación será mayor y ve el dólar a $4,96-$5 hacia fin de año. A comienzos de año, EB creía que los salarios crecerían 18% y la devaluación sería de 11%. Ahora, la ecuación cambió: los salarios aumentarían 23% y la devaluación sería de 16-17%.

La consultora capitaneada por Miguel Bein volvió a reducir su proyección de crecimiento para este año y ahora dice que sería de 2,5%. El EB es ligeramente más pesimista que Econviews en lo referido al ahorro comercial: sería de US$ 12.000 M este año.

¿Quién se cayó?

En un artículo de finales de mayo, el economista e investigador José María Fanelli se pregunta: “¿El mundo se nos cayó encima o el stop-and-go y la restricción externa están de vuelta?”. Fanelli dice que, si bien el mundo aún está lejos de lo que ocurría en 2008-2009, hay motivos para ser menos optimistas sobre el contexto externo: la eurozona sigue en problemas, Brasil no crece y las materias primas, si bien están altas, no se sabe hacia dónde irán. El principal problema, empero, está fronteras adentro. Lo que se deterioró entre 2008-2009 y 2012 no fue el mundo, sino la Argentina.

En la caída de Lehman, la Argentina contaba con un superávit importante de cuenta corriente, incluyendo un superávit en la cuenta energética. Por ese entonces, la Argentina tenía superávit fiscal primario y total (hoy, según Fanelli, es deficitario en dos puntos del PIB) y el tipo de cambio era más competitivo. “Esto implica que no existe espacio para realizar política anticíclica, como ocurrió luego de la caída de Lehman. En 2008, asimismo, la situación de las provincias era mejor que la actual y la cuenta de subsidios a la energía y el transporte era mucho menor”, dice Fanelli y agrega que volvió un problema que la Argentina había gambeteado en la década de los 2000: la restricción externa.

Desde fines del año pasado, el Gobierno enfrentó la reaparición del dilema entre cuenta corriente y crecimiento con instrumentos discrecionales. “Pero la estrategia no está funcionando: el nivel de actividad está desacelerándose de manera marcada y la demanda de dólares no cede”, asegura.

Uno de los puntos más sólidos, por ahora, es el sistema financiero. De todos modos, no ha estado exento de tensiones. Con datos hasta el 24 de mayo, la información muestra que “el goteo de depósitos en moneda extranjera ha superado en un mes los US$ 880 millones”, dice un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea. “Sin embargo, el sistema continúa teniendo un muy buen nivel de liquidez, ya que los depósitos denominados en pesos se expandieron en casi $ 6.600 millones”. Si bien la caída de depósitos en dólares “no es despreciable y enciende una luz de alerta, todavía se encuentra lejos de la registrada en noviembre de 2011 cuando la fuga de divisas tuvo su punto máximo”.

Según la consultora coordinada por Jorge Vasconcelos, “la incertidumbre reinante en el mercado cambiario todavía no reflejó su impacto en las principales variables del sistema financiero, sin embargo, la situación actual no parece sustentable. Tanto el goteo de depósitos en dólares, como la amplia brecha entre el dólar oficial y el no oficial, son claros signos de incertidumbre respecto al futuro. Un indicador que refuerza esta idea es que, a pesar de los férreos controles impuestos, el proxy de la fuga de divisas que utiliza IERAL muestra un incremento en los últimos meses, pasando de promediar US$ 400 millones en abril a ubicarse en torno a US$ 1.000 millones en mayo, antes de que se estrechara aún más el grifo”.

Una opción posible para combatir la desaceleración, dice el IERAL, es aprovechar la liquidez de los bancos, esto es, fomentar el crédito. “En esta línea, hay señales de que el BCRA estaría buscando inducir a los bancos para que financien de un modo más activo a las provincias”, concluye el informe.

(De la edición impresa)

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