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Expuestos ante una nueva crisis

La economía argentina.

11 noviembre de 2011

Durante el mes de octubre el BCRA vendió U$S 2.000 millones en su estrategia de no dejar subir el ipo de cambio, en un contexto de fuerte salida de capitales que estimamos llegó a los U$S 3.800 millones en octubre. Los guarismos implican que el BCRA terminó financiando casi el 50% de la salida de capitales con sus reservas. La dolarización de portafolios privados fue en ascenso durante todo el año alcanzando magnitudes que ya absorbían parte de las reservas del BCRA los últimos meses, por lo menos al actual tipo decambio oficial.

En perspectiva, el BCRA compró U$S 5.500 millones en el primer semestre del año, en julio dejó de comprar divisas, para luego empezar a vender en los meses siguientes: 1.200, 1.500 y 2.000 millones de dólares en agosto, septiembre y octubre, respectivamente. Más aún, la dolarización no sólo era creciente sino que se mostraba a ritmo exponencial, a punto tal que en la última semana de octubre el BCRA llegó a perder reservas por U$S 800 millones, magnitud que condujo a imponer restricciones en el mercado de cambios con el único objetivo de dificultar a los privados el acceso a la moneda extranjera y, en consecuencia, a las reservas del BCRA.

En su esencia, desde fin de octubre empresas y personas necesitan la autorización de la AFIP para poder comprar divisas, y sólo en magnitud compatible con sus declaraciones juradas y/o presentación de ganancias. Tras la medida, las reservas del BCRA perforaron el piso de U$S  47.000 millones en noviembre, ya no producto de la venta de dólares, la cual está en “pausa” ante las nuevas restricciones, sino que ahora la pérdida responde principalmente a la contracción de los depósitos en dólares del sector privado, producto de la desconfianza que generaron las nuevas medidas implementadas. Si se suman los primeros días de noviembre, el BCRA ya habría perdido todo lo comprado en el primer semestre del año, magnitud equivalente al 10% del stock de reservas desde el máximo que alcanzaron a mitad de año.

Los depósitos en dólares del sector privado alcanzan los U$S 14.800 millones en el sistema financiero, de los cuales U$S 7.900 millones están depositados en el BCRA en concepto de encaje.

Ahora bien, la dolarización por parte del sector privado responde a la lectura de que la Argentina está mucho más expuesta que en 2008 a una nueva crisis internacional. Junto al menor crecimiento en EE.UU., se agravó la crisis del euro anticipando una recesión en Europa (como mínimo) y, para la Argentina, se suma un menor crecimiento de Brasil, una devaluación del real y un menor precio de la soja, que actualmente se ubica en U$S 430 la tonelada. Todo el combo permite anticipar que las exportaciones dejarán de crecer a guarismos de dos dígitos, e incluso podrían alcanzar una magnitud similar a lo exportado este año si la soja no vuelve a U$S 500 la tonelada.

Al freno en las exportaciones se suma que desde la crisis subprime a la actualidad, la Argentina perdió los superávit gemelos: fiscal y externo. Si bien ninguno de ellos refleja déficit significativos e incluso se encuentran entre los más chicos de Latinoamérica, se advierte que se agotaron los colchones macroeconómicos que permiten atenuar el impacto de un shock externo sobre el nivel de actividad económica. En números, el resultado fiscal primario cerraría 2011 con un déficit de 0,8% del PIB, en tanto que la cuenta corriente del balance de pagos reflejaría su primer déficit en la posconvertibilidad de 0,6% del producto. Señal inequívoca que se agotó el colchón cambiario, más allá del tecnicismo que se acuda para calcularlo.

Sin superávit gemelos, ni acceso al mercado de deuda, ni margen para absorber más apreciación real del tipo de cambio sin que ello no ponga el otro pie en el camino al atraso cambiario, incrementa la posibilidad de una devaluación como variable de ajuste, más aún si empeora el contexto internacional. Advirtiendo que la crisis del euro está en terreno desconocido, no por su potencial desenlace sino por la magnitud de países afectados, eso lleva al sector privado a querer cubrirse del potencial impacto en la macro local. En suma, la crisis del euro y una macro local más expuesta a su desenlace aumenta la demanda de dólares en el mercado local ante la posibilidad de que el tipo de cambio sea la variable que absorba parte del impacto, para evitar que sea sólo el nivel de actividad y/o las reservas del Central.

No obstante, el BCRA actuó como si los sucesos externos fueran transitorios y/o la  macroeconomía local no estuviese expuesta, decisión que ya le costó U$S 5.000 millones de sus reservas los últimos cuatro meses, además de dejar subir las tasas de interés y ver como se desacelera el nivel de actividad si se compran dólares en lugar de bienes y servicios. Todo para defender un tipo de cambio que ni el proyecto de ley de Presupuesto 2012 convalida ($4,40 promedio anual).

(De la edición impresa)

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