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Una oportunidad política para hacer cambios

Una oportundiad para el oficialismo.

13 septiembre de 2011

La Presidenta está en una situación política muy favorable. A pocas semanas de las elecciones, algunas encuestas indican que puede superar el porcentaje obtenido el 14 de agosto. Si lo lograse, podría convertirse en la Presidenta más votada desde la recuperación de la democracia en 1983.

La marcha favorable de la economía es un activo electoral muy fuerte ante el cual a los distintos candidatos de la oposición se le hace complicado lograr atención para sus propuestas alternativas. Por ese motivo, buena parte de la competencia electoral se plantea en un plano horizontal entre los propios candidatos de la oposición para determinar cuál queda en mejor posición relativa dentro del universo no oficialista.

Si cada uno mantiene los porcentajes del 14 de agosto, Cristina Fernández le sacaría una diferencia al segundo sin antecedentes en la historia electoral del país. También, su triunfo, rompería con otras tradiciones.

La primera sería que el oficialismo puede ganar una elección presidencial pese a haber perdido las legislativas inmediatamente anteriores. La segunda, es que una vez que se pierde el apoyo de la clase media ya no se puede recuperar. Finalmente, sería la primera vez desde 1928 que la misma fuerza política gana tres elecciones presidenciales consecutivas.

Mientras la oposición busca su espacio, la estrategia oficial parece bastante clara: tomar medidas para fortalecer el apoyo de los sectores sociales que le son más afines y por el otro reducir el conflicto con el resto para desarmar cualquier estrategia opositora que haga hincapié en la necesidad de controlar a un Gobierno que tiende a desbordarse.

Uno de los sectores con el cual la Presidenta mostró mayor acercamiento fue el empresario, que también busca adaptarse a un escenario político que sorprendió a más de uno. En el mundo de los negocios no hay personas dispuestas a ocupar el lugar que les corresponde a los partidos de la oposición, y cuando alguien lo intentó, le fue mal. Pero más allá de la buena sintonía y la siempre valiosa predisposición al diálogo, es importante, a partir de allí, poder avanzar en la resolución de temas pendientes.

Existe consenso en que la Argentina no puede continuar con un esquema de subas salariales y del gasto público en torno al 30% mientras que el tipo de cambio se devalúa alrededor del 7% porque la suba de costos en dólares es insostenible. Una devaluación del real puede generar un problema adicional dado que la Argentina no puede acompañar ese proceso de su principal socio comercial por la elevada tasa de inflación que tiene. La experiencia demuestra que la economía argentina funciona mejor con un tipo de cambio alto, pero también está claro que ese no puede ser el único instrumento para mejorar la competitividad que requiere de un conjunto de medidas.

Las condiciones políticas están dadas para que todos los sectores involucrados puedan avanzar con una agenda de temas que apunten a superar algunas distorsiones que se han acumulado en los últimos tiempos.

(De la edición impresa)

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