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Plan Estratégico Agroalimentario 2010-2020

Opinan 3 especialistas.

14 septiembre de 2011

El Economista consultó a Jorge Ingaramo (J.I.), economista y ex subsecretario de Economía Agragria; Carlos Goya (C.G.), presidente de Confederaciones Rurales Argentina (CRA) y a Ezequiel de Freijo (E.dF.), economista del Instituto de Estudios Económicos de Sociedad Rural Argentina (SRA), sobre el Plan Estratégico Agroalimetario 2010-2020.

El Plan Estratégico Agroalimentario plantea llegar a 160 millones de toneladas de granos en 10 años. ¿Qué hace falta para lograr ese objetivo?

J.I.: Las proyecciones existentes de demanda mundial son absolutamente optimistas y permitirían colocar todos los excedentes obtenidos en 2020. Las condiciones técnicas son: un aumento de 10,5 de millones de hectáreas entre tierras nuevas y tierras que pasan de uno a dos cultivos anuales, una rápida aprobación de nuevos eventos biotecnológicos y la adopción de todas las tecnologías eficientes para cerrar la brecha tecnológica entre modelos actuales y disponibles.

C.G.: Si los empresarios argentinos invierten más como por ejemplo en tecnológica, gestión, etcétera, se puede superar el techo del PEA. Pero es imprescindible estar en igualdad de condiciones a la hora de exportar con nuestros competidores, en particular Brasil y EE.UU. Es

clave un régimen de exportación confiable, sin restricciones.

E.dF.: Lograr una expansión semejante en la producción requiere generar un ambiente amigable

para la inversión, señales de estabilidad de largo plazo necesarias para garantizar el retorno de las

cuantiosas inversiones que se requieren en materia de infraestructura, procesamiento e investigación y desarrollo. Las retenciones y las intervenciones a los mercados o el cierre de las exportaciones no son herramientas adecuadas para impulsar la producción y perjudican en mayor medida a las zonas que más necesitan desarrollarse: las zonas más alejadas de los puertos.

El PEA estipula que la producción de soja pasará de 52 millones de toneladas a 71 en los próximos diez años. ¿La Argentina está condenada a la sojización?

J.I.: No necesariamente. La participación en el área total baja de 61% a 52,5% y en la producción de 54 a 45%. La razón es la mayor participación del maíz en el área, y como rinde ocho toneladas y la de soja tres, habría una desojización. El área de soja se incrementará 16%, menos que el rendimiento (17,5%). Para comparar, el rendimiento medio total sube 22% (más que el de soja).

C.G.: Habrá una mayor producción de soja debido a la demanda internacional y a pesar de las políticas antiinversión actuales. Este crecimiento natural podría ser potenciado en un escenario donde existiese un régimen de exportación como la 21.453. Dicho marco ayudaría a que la inversión en trigo y maíz no sea tan riesgosa, hoy con retenciones efectivas del orden del 40%.

E.dF.: No está claro. Si se llega o no a los 71 millones de toneladas dependerá de las políticas que en el futuro implementen los gobiernos. Es muy valioso establecer metas de largo plazo, pero también es importante conocer las medidas que sostienen esas metas. Para alcanzarlas, se necesita aprovechar la demanda mundial de alimentos, es decir traccionar la producción interna a través de la apertura de exportaciones, ganando nuevos mercados.

¿Cómo define al PEA? ¿Cuál es su opinión?

J.I.: Es un plan de metas tecnológicas, algunas ambiciosas como la del maíz y otras muy poco

ambiciosas (porcinos, forestal, etcétera). En mi opinión debe ser complementado con el valor

agregado de las cadenas, el impacto macroeconómico y la probabilidad de su ejecución bajo

distintos escenarios de precios relativos.

C.G.: Es una elaboración teórica con proyecciones que parten del análisis que ha hecho el INTA. Lo más destacable es que se reconoce la importancia del sector como proveedor de divisas, aporte a la producción y al equilibrio fiscal y al empleo. El próximo paso podría ser que se reconocieran que las políticas implementadas en estos años, no sirvieron. Un ejemplo claro es lo que sucedió con el trigo. Sus productores no pueden vender y los molinos subsidiados reclaman pagos.

E.dF.: Tiene metas muy ambiciosas y destaca la importancia del sector agroindustrial tanto sobre el empleo como sobre la recaudación tributaria nacional. El 44% de los ingresos fiscales están relacionados con el aporte del sector agropecuario. El punto más flojo es que no establece

cómo se alcanzarían esas metas, cuestión fundamental en toda planificación económica.

(De la edición impresa)

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