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Los ritmos de la industria

Una realidad desagregada muy dispar.

05 septiembre de 2011

“En el agregado, la industria local presenta una fuerte y sostenida expansión; tanto los indicadores oficiales como otros alternativos dan cuenta de un crecimiento promedio superior al 7% anual”, sostiene el último informe de la consultora Economía y Regiones (E&R). Sin embargo, agrega, esta expansión oculta diferencias muy marcadas entre los diferentes sectores de la industria: “Mientras que unos pocos crecen por encima de la media y explican la mayor parte del incremento de la industria, otros sectores se expanden a una tasa menor que la media e incluso caen a lo largo de los últimos 12 meses”.

Concretamente, la metalúrgica, la automotriz y los minerales no metálicos (que es un sector ligado a la construcción) superan ampliamente a la expansión promedio de la industria y explican aproximadamente el 75% de este crecimiento de la actividad industrial. Del otro lado, el resto de los sectores se dividen entre los que crecen a la par de la media (como los textiles y la metalmecánica); los que quedan rezagados (como alimentos, cigarrillos y papel) y los que caen, como combustibles y químicos.

Según la consultora, dirigida por los economistas Rogelio Frigerio y Alejandro Caldarelli, “la heterogeneidad de este comportamiento se puede entender analizando los motores y cuellos de botella de la economía argentina actual”.

Según E&R, las industrias metalúrgica y automotriz se benefician del vigoroso comercio con Brasil.  El rubro “minerales no metálicos”, en tanto, se ve benficiado por el boom de la construcción, añade el informe.

“Del otro lado, los sectores que crecen por debajo de la media o que caen son en la mayoría de los casos trabajo-intensivos, con salarios aumentando a la par de la inflación, enfrentan problemas energéticos, tienen restringida la capacidad de importar insumos (por las Licencias No Automáticas), trabajan en pleno empleo de su capacidad instalada y tienen regulados sus respectivos mercados -a través de políticas de precios máximos que impone el Gobierno Nacional para frenar la inflación-“, explica el trabajo de Economía y Regiones.

El gran problema, empero, es la suba de los costos en dólares: “El incremento del salario en dólares arremete contra los sectores más vulnerables de la industria que necesitan un tipo de cambio (real) competitivo para subsistir. Este aumento de la estructura de costos estimula un incremento de las importaciones -en algunos casos-; pero ante las limitaciones a importar que imponen las LNA y sin la posibilidad de trasladar el aumento de los costos a los precios finales (producto de la política de precios máximos) se genera una caída de la rentabilidad que termina forjando una reducción o una desaceleración de la oferta”.

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