El Economista - 70 años
Versión digital

jue 28 Mar

BUE 25°C

La Argentina: ¿Blindada o vulnerable?

El rol de los recursos naturales.

01 septiembre de 2011

Por el momento la Argentina enfrenta con éxito la crisis internacional. Ningún economista sabe cómo terminará la historia de los bancos europeos y la deuda norteamericana pero los expertos locales coinciden en algo: la Argentina, y la región en general, se encuentran en buenas condiciones para hacer frente a las turbulencias. ¿La explicación? El bajo nivel de apalancamiento en los mercados, las tasas de interés bajas y los precios de materias primas altos le dan inmunidad.

El ministro de Economía, Amado Boudou, aprovechó el consenso de los economistas para afirmar: ”La Argentina está blindada”. Por ahora la tasa de desempleo ni la de pobreza se vieron afectadas. Entonces, ¿hay razones para que el Gobierno siga confiándose? ¿Y los empresarios qué opinan? ¿La Argentina seguirá creciendo en los próximos años igual que en los últimos? Después de todo en 2009 ?luego del episodio Lehman? la economía cayó tres puntos porcentuales según las estimaciones privadas y el empleo recuperó su nivel precrisis casi dos años después. Un punteo simple de los números le da la razón al ministro.

-En el último mes, mientras que el precio del petróleo cayó 14% y los metales (salvo el oro) cerca de 10%, el trigo, el maíz y la soja subieron entre 0,6% y 9,5%.

-En julio, los precios mundiales de los alimentos fueron más altos que en el mismo mes de 2010.

-En promedio, el Indice de precios de los alimentos del Banco Mundial sigue superando en 33% al nivel del año anterior. Asimismo, el valor de una serie de productos básicos importantes es más alto que el de julio del año pasado. Por ejemplo, el maíz (84%), el azúcar (62%) y el trigo (55%). Los precios del crudo continúan 45% más elevados que hace un año y los fertilizantes subieron 67% durante el mismo período.

-El precio del aceite de soja hoy está 47% por encima del año pasado según un informe del Banco Mundial. La Argentina es el segundo productor del mundo ?detrás de Estados Unidos? de aceite de soja.

Las buenas perspectivas sobre los precios llevan tranquilidad al despacho clave de la gestión económica del kirchnerismo, la Secretaría de Hacienda. Juan Carlos Pezoa sabe que el 30% de las exportaciones argentinas en 2011 provendrán del complejo sojero y que el sector pagará alrededor de $ 31.570 millones en concepto de retenciones. Así, la participación de los derechos de exportación que aporta el complejo a la recaudación tributaria sube: pasó de 38,2% en 2006 al 57% en 2011 según Nadín Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal.

Los empresarios en la Argentina tienen dos incógnitas de cara a los próximos años. La primera fue rápidamente despejada unos días atrás: el kirchnerismo seguirá cuatro años más. La segunda, en cambio, es más difícil: ¿el horizonte económico del país está libre de tormentas como para invertir en ampliar las plantas de producción?

Nadie duda de que el Gobierno evitará hacer correcciones y seguirá cebando la demanda. Pero existen profundos interrogantes sobre el crecimiento de Estados Unidos, la marcha del comercio mundial y si la Argentina puede seguir creciendo en base a una producción primaria.

Si la economía más grande del mundo se expande a tasas más bajas entonces el resto de los países también lo hará. Y la demanda de alimentos de las economías asiáticas se resentirá. El Indice de Vulnerabilidad Externa (IVE) elaborado por el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social de Montevideo ubica a la Argentina entre los países más expuestos a los ciclos de las commodities.

La volatilidad seguirá

La Argentina y la región no tienen otra que atravesar una zona de turbulencias en los próximos meses, opina la mayoría de los expertos. La semana pasada, en las Jornadas Monetarias del Banco Central de Uruguay, cuatro economistas señalaron en un panel sobre commodities que los precios tendrán una “elevada volatilidad” producto de las tensiones que se generan con la demanda y los efectos que provocará el cambio climático sobre la producción.

Joaquín Vial, economista jefe del BBVA para América Latina, explicó que los precios son “volátiles” porque la “elasticidad” de precios es muy baja y cualquier “desequilibrio” hace subir o bajar los valores de forma considerable. Más específico fue el analista del International Food Policy Research Institute, Máximo Torero, quien explicó que el mundo atraviesa una crisis alimentaria producto de una oferta insuficiente. Para atender el crecimiento de la población a 2050 sería necesario incrementar 75% la producción de carne y 70% la producción agrícola. Según Torero habrá “restricciones” para el acceso a la tierra productiva y el agua en muchos países productores de alimentos. “Algo que se verá agravado con las consecuencias que tendrá una mayor producción de biocombustibles y los efectos del cambio climático”. Y agregó que “estamos en un período de mayor volatilidad que en el futuro puede afectar la eficiencia productiva. Este escenario continuará así por los próximos años”.

¿Qué impacto puede tener esta situación para los hombres de negocios? Ninguno para los grandes jugadores, aclaró. En todo caso serán los pequeños productores quienes sientan los efectos. “Por eso es necesario trabajar en mercados de seguros que permitan reducir las vulnerabilidades por los cambios bruscos de precios”.

¿Qué puede hacer la política?

Hay quienes dicen que los errores más grandes de política económica se cometen en épocas de liquidez elevada. Los gobiernos aplican políticas expansivas durante esos períodos y luego sufren duros reveses cuando el ciclo se revierte. En la semana el economista uruguayo Ernesto Talvi advirtió sobre el problema. Fue durante la presentación del IVE en Montevideo. “El resultado del índice mostró que los integrantes del Mercosur se encuentran entre los países más vulnerables ante un cambio persistente y adverso en el contexto global”.

Unos días más tarde y del otro lado del Río de la Plata, Augusto de la Torre ?economista jefe del Banco Mundial para América Latina?, ensayó una explicación del fenómeno: los países de la región no enfrentan un dilema de abundancia de recursos naturales sino de dependencia. “Y la dependencia es resultado de las tonteras que los gobiernos hacen en épocas de abundancia. Y en la región somos muy dependientes de los recursos”, dijo en el seminario organizado en la semana por Techint y que se llamó “América Latina y la abundancia de recursos naturales, ¿bendición o maldición?”.

Para De la Torre existen tres trampas por las cuales un elemento favorable como es la abundancia de recursos puede transformarse en una maldición: la volatilidad de los precios, la apreciación del tipo de cambio real y la puja por capturar las rentas extraordinarias. De la Torre hizo hincapié en el último factor. “El rentismo corroe las instituciones. Un sistema productivo basado en actividades extractivas genera menos incentivos para que el Estado provea servicios públicos de calidad”. Según el economista “muchas veces las instituciones de estos países no tienen la capacidad para administrar las bonanzas de los precios altos de las materias primas”. ¿Y por la Argentina cómo viene el tema?

China, factor estructural

Un trabajo del área de investigaciones del Banco Central pone énfasis en la necesidad de que la conducción de la política económica distinga cuando la economía crece sobre la base de un fenómeno estructural o coyuntural. “Precios de las commodities: factores estructurales y mercados financieros” es un documento de Jorge Carrera, economista jefe del área de investigaciones económicas del Banco Central de la Argentina, donde dice que hay burbuja en las commodities cuando la brecha entre el precio de equilibrio y el de mercado es 20-25%. “Desde la perspectiva de los hacedores de política, la distinción entre movimientos permanentes y transitorios de las variables macroeconómicas es uno de los mayores desafíos para la toma de decisiones económicas apropiadas”, pone Carrera.

¿Pero qué ocurre hoy según el economista del Central? Según él las condiciones para los países dependientes de las commodities son “favorables” ya que el incremento de la demanda de los países asiáticos le “pone un piso a los valores”. Si el trabajo de Carrera está en lo correcto, la Argentina no debería preocuparse por los próximos meses y Boudou tiene razón: la economía está blindada y el Gobierno hizo bien en expandir la demanda en todo este tiempo porque no hay una burbuja en las materias primas. Encima, en el seminario de Techint se escucharon voces a favor de la situación para los próximos años:

-“Estamos viviendo un superciclo con las commodities, uno de los más grandes”, dijo De la Torre.

-“Los superciclos duran dos décadas y creo que tenemos cinco años más de precios elevados”, explicó José Antonio Ocampo, economista de la Universidad de Columbia.

-“China y la India se transformaron en países de clase media y eso permitirá sostener la demanda de nuestros productos”, expuso José María Fanelli, economista de la Universidad de Buenos Aires.

El efecto menos querido

Pero si los economistas coinciden en que China seguirá jugando un rol central y que los precios internacionales seguirán elevado, ¿cuál es la preocupación? ¿Por qué habrían de importar las advertencias de De la Torre sobre la excesiva dependencia? El economista jefe del Banco Mundial cree que el crecimiento basado en la explotación de materias primas puede traer consecuencias en el futuro. Por ejemplo, Ocampo señaló que las economías productoras de materias primas generan problemas de precios relativos a sus economías. “Se perjudica mucho a los sectores de productos que no tienen un auge en los precios y que no exportan sus bienes. Entonces se produce un proceso de desindustrialización que resulta el impacto más importante del crecimiento basado en la producción de materias primas”. Una investigación para más de treinta países que hizo el economista colombiano concluyó en que aquellas economías basadas en la producción de tecnologías crecieron un punto porcentual promedio por encima de aquellas que fabrican productos primarios.

La situación, entonces, es que efectivamente la demanda china continuará (como coincide la mayoría de los economistas). Pero el precio que podría pagar la Argentina es el que Ocampo señala: la desindustrialización de su economía. De vuelta, ¿los responsables de la política económica no tienen ningún elemento a mano como para evitar el deterioro? Sí, asegura el economista colombiano. “El tipo de cambio. Es el sistema más fácil para remediar las distorsiones que produce este tipo de expansión de la economía. La tasa de cambio es el complemento de la política industrial de un país porque es un transmisor de los precios relativos y genera señales importantes para la inversión”. Según Ocampo no solamente es importante el nivel del tipo de cambio sino también su estabilidad. “Perú es un ejemplo de esto último”.

Menos margen

La crisis financiera de Lehman demostró que los gobiernos reaccionaron cuando fue necesario reavivar sus economías. Y eso sirvió para que la economía global escapara de la recesión. Si la volatilidad en los mercados continúa, entonces, será necesario que la política vuelva a reaccionar. En el caso argentino el Gobierno asegura que la economía está blindada. Sin embargo no es lo mismo lo que piensan los especialistas. Y agregan que la inflación acumulada en los últimos años quitó margen de maniobra.

Es cierto que este último fenómeno no ocurrió sólo en este país. El alza sostenida del precio de los alimentos empujó el crecimiento de la tasa de inflación en varios lugares. En Etiopía, por ejemplo, la inflación de los precios al consumidor subió 38% en junio de 2011 (de un año a otro). Si bien influyó una serie de otros factores macroeconómicos ?en particular la depreciación de la moneda etíope, el birr, que perdió 25% de su valor respecto del dólar?, la mayor parte del aumento se explicó por el componente alimentario del índice de precios al consumidor (IPC), que subió 45% en un año. Los precios de los alimentos fueron también catalizadores de la inflación en China donde la tasa de inflación de los alimentos alcanzó 14,6%. Algo similar ocurrió en Vietnam (30,6%), pero a diferencia de China, el incremento no se debió a los cereales, sino más bien a productos locales como la carne, el pescado y las verduras.

“El incremento de los precios de las materias primas tiene un impacto muy diferente en la inflación de las economías desarrolladas porque apenas alcanza a 10% de la canasta utilizada para medir los cambios en los precios, contra el 40% que representa en la Argentina”, expuso Carrera en Montevideo.

(De la edición impresa)

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés