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El detrás de escena de la política económica

Reseña de "7 ministros"

13 septiembre de 2011

“7 ministros. La economía argentina: historias debajo de la alfombra” (Planeta, 2011) es, sin duda, un libro original. A través de un enfoque poco explorado y entretenido, se plantea relatar el detrás de escena de las decisiones de política económica más relevantes desde la década del '70 a esta parte, como la “tablita”, el Plan Austral, la convertibilidad, el blindaje, la megadevaluación de 2002, el canje de 2005 o la más reciente resolución 125, rechazada por el Congreso.

La diversidad de orientaciones ideológicas, necesidad y logros de la política económica se vio

reflejada, a su vez, en sus ejecutores. La amplia gama de ministros de Economía se puede

apreciar tanto por su cantidad como por su calidad. Hubo muchos y de todo tipo. “En los últimos

35 años hubo 25 ministros. En ese período, la política económica pasó de estar dirigida por personas como José Alfredo Martínez de Hoz, alias el zar de la economía, a otros como Carlos Fernández, alias el mudo”, describe el periodista especializado Ezequiel Burgo, autor del libro.

En unas épocas, “el ministro de Economía era una especie de primus inter pares del Presidente”; en otras, “directamente el Presidente era el ministro de Economía”. En palabras del autor: “Desde

un representante de una familia tradicional de la oligarquía terrateniente como Martínez de

Hoz, que permaneció incólume más de mil días en su cargo, hasta el ejecutivo de la cerealera

multinacional Bunge & Born, como Miguel Angel Roig, que murió de un infarto a los seis días de asumir. Del famoso Domingo Cavallo a otro que jamás tuvo ni fama ni éxito, como Carlos

Fernández. O una persona como Juan Sourrouille, que se retiró del debate público tras una experiencia intensa, y otra como Martín Lousteau, que pretende regresar a la política tras

el escándalo de la 125. Y un economista como Roberto Lavagna, que subió al tren como un

pasajero más y se bajó convertido en héroe”.

La ciencia sombría

¿Quién diseñó la “tablita” de Martínez de Hoz? ¿Por qué el gobierno de Reagan apoyó y gestionó

la elaboración del Plan Austral? ¿Por qué Menem no impuso la convertibilidad en 1989 si Cavallo tenía listo el proyecto en febrero de ese año? ¿Cuál fue el rol de Estados Unidos en el blindaje? ¿Por qué Cristina Kirchner no votó a favor de derogar el 1 a 1 y de reformar la Carta Orgánica del

Banco Central? ¿Cómo fue la negociación de la deuda 2003-2005 y qué roles ocuparon Lavagna y

Néstor Kirchner? ¿Fue Kirchner el ministro de Economía luego de la salida de Lavagna? ¿Quién pensó la resolución 125? Estas son algunas de las incógnitas que atraviesan el libro de Burgo, el primero de su autoría.

El libro, de poco más de 450 páginas, es de lectura amena y se estructura en siete capítulos: uno para cada ministro y episodio. En orden cronológico, van pasando José Alfredo Martínez de Hoz, Juan Sourrouille, Domingo Cavallo, José Luis Machinea, Jorge Remes Lenicov, Roberto Lavagna y Martín Lousteau.

Los desafíos grandes y ambiciosos, como el que se propone el autor en este libro, requieren de esfuerzos intelectuales y físicos de igual magnitud para llegar a buen puerto y considerarse exitosos. El trabajo de investigación del libro, explica Burgo, insumió algo más de dos años. En

ese lapso, el autor se entrevistó en más de una ocasión con todos los ex ministros de Economía

que inlcuye en su relato y con otros testigos de primera mano de esos momentos. En total,

fueron más de 90 entrevistas. Asimismo, hubo un trabajo detectivesco para hurgar en recortes

periodísticos, grabaciones y otros documentos. Al final del libro, el lector quedará empachado de detalles, anécdotas y notas al pie que le permitirán entender un poco más de la trayectoria económica argentina desde 1976 para acá.

Cada era, y cada personaje, tuvo sus particularidades. Todos los ministros lucharon “por hacer

lo que pensaban era lo correcto para sus intereses y de que quienes los rodeaban”. La originalidad del libro está en el hecho de que intercala el relato histórico (es decir, los hechos concretos) con “las ambicios, los dramas y las miserias” de quienes debieron ejecutar la política económica. Burgo va más allá del mero relato historicista y logra una suerte de crónica novelada, con toques de color, de los hechos puntuales que marcaron a fuego la historia económica de los últimos 35

años. Para los lectores interesados en esos eventos, “7 ministros” es un libro complementario

que invita a conocer a los decisores de muchas de las medidas que alteraron, para bien o para mal, la vida de los argentinos.

Mientras se sumerge en las páginas, el lector encontrará descripciones pormenorizadas de

cómo los ministros de Economía se formaron, cómo se relacionaron con sus respectivos jefes, quiénes eran sus principales colaboradores, cómo, cuándo y por qué decidieron lanzar determinadas políticas y qué sensaciones cruzaban por sus cabezas. La política económica

puede ser analizada teórica y fríamente. Pero, en definitiva, no se hace en el vacío ni por modelos estocásticos. Quienes la ejecutan son personas de carne y hueso que, pese al poder que tuvieron y a la rigidez de sus esquemas ideológicos, fueron transformados por esos sucesos que ellos mismos precipitaron, tal como demuestra la inesperada muerte de Miguel Angel Roig, el primer ministro de Economía de Menem, a pocos días de asumir.

Tal como confiesa Burgo en la introducción, la idea del libro comenzó a ver la luz tras una

reunión que mantuvo con Lousteau en 2008. “(?) Recuerdo (y tal vez fue lo que más me impresionó) salir de la reunión preguntándome si no había estado conversando más con un

economista de la city que con un ministro de Economía. Lousteau parecía más un técnico que

alguien consustanciado con un proyecto político”. No es este un tema menor: quizás por ello

Lousteau duró tan poco en su cargo y Martínez de Hoz, quien aún hoy se llena de orgullo al hablar

sobre su jefe (Jorge Videla), estuvo en él durante 1.826 días.

En el epílogo, el autor hace un pronóstico sobre el futuro del país y sobre el biotipo de los ministros de Economía que vendrán. Muy seguramente, habrá uno nuevo a partir del 10 de diciembre. Sea quien fuere, según las tres leyes que expone Burgo, su poder será inversamente proporcional al ciclo económico, a la predisposción del Presidente/a a hablar o entender de economía y a la exposición de sus demás colegas de Gabinete. Si la economía crece, el titular del Poder Ejecutivo habla y entiende de economía y el protagonismo dentro del Gabienete está más repartido (algo no muy distinto a la ocurre desde el 2003), se puede entender por qué la era de los ministros omnipotentes parece ser parte del pasado. Por ahora, claro.

(De la edición impresa)

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